Shakira impone su fuerza escénica en DVD

Shakira impone su fuerza escénica en DVD

Shakira es lo que es, por lo que no es: prefabricada, empalagosa, habladora. Es la antítesis de lo que abunda. ¿Cómo lo hace? Llevando la contraria, o sea, siendo ella misma, no siendo lo que está de moda ser (positiva, rebelde…, la onda cambia cada seis meses). Ella no. Ella se autodenomina obsesiva, una “controlfreak” que editó las escenas donde salía con papada en su nuevo DVD, Shakira: Off The Record.

Una niña a la que asusta que sus fans la olviden, porque no sería feliz tocando su guitarra en un café. Sinceridad, eso es todo lo que necesita para ser lo que es. Y lo es.

La artista dice que hay un momento favorito en el DVD y es cuando está debajo de unas sábanas blancas, es un momento de mucha introspección.

“El entrevistador me sorprende con unas preguntas que merecen respuestas rápidas, que invitan a recorrer un poco al viaje interior”.

En un reportaje de Univisión Online se le preguntó que si era de las pocas artistas que no se ponen a la defensiva y dijo que no le tiene miedo a las preguntas, porque siempre existe el derecho a reservarse la respuesta. No siente que pierde el timón del barco.

[b]¿Qué imágenes te costó más incluir?[/b]

Todas las escenas en las que se me veía la papada las saqué. Por toda esa exigencia que pone la industria de la música sobre el artista, a veces a uno le cuesta dejar pasar imágenes en las que sales con un barro. Hay escenas en las que se me ve con poco maquillaje, con barros en la cara y fue una buena lección dejarlas pasar, incluirlas. Esto es un documental, no es para que la gente esté más cerca de la celebridad sino de la persona.

[b]¿Qué escena te hace más justicia como persona?[/b]

Hay escenas en donde se retrata muy bien como soy yo como profesional. Obsesiva, compulsiva, perfeccionista, encima de cada detalle. Para mí era muy importante después de cada show mandarle notas a todo el mundo de producción porque cada día había algo que corregir y perfeccionar.

[b]¿Esto no molesta a la gente con la que trabajas?[/b]

Claro que sí. Hay gente que lo acepta, que lo respeta y lo admira. Hay gente a la que le molesta. No es fácil cuando una mujer joven te dice qué es lo que tienes que hacer, y tú eres un señor de cincuenta y tantos años que quizás tiene más sabiduría que yo en muchas cosas. Pero al fin y al cabo no se trata de que lo que yo siga sea o no lo correcto, sino un reflejo exacto de mi visión como artista.

[b]¿Es más fácil ahora que antes?[/b]

No, yo soy tan perfeccionista como lo era a los 13 años. Hoy en día la gente me escucha, pero al principio lo más duro para mí fue moverme en un mundo de hombres, y de adultos, y tener que convencer de que había que seguir el camino de mis instintos, porque después de todo es mi música.

[b]¿Qué hiciste al día siguiente de terminar la gira?[/b]

El día que acabó la gira tenía ganas de acabar y empezar a componer música, pero me puse a llorar, y lloré toda la noche. Solo pude calmarme escribiendo, escribí mucho. Fueron ocho meses, 21 países, trabajando con un grupo de 60 personas.

[b]¿A qué temes de tu regreso oficial a la música en octubre?[/b]

Me asusta que no recuerden ni mi nombre. Ojalá que acepten y entiendan donde me encuentro en estos momentos, y que comulguen con los sentimientos de cada tema. Sobre todo cuando eres un artista de pop. Pop significa popular, un artista que le llega a las masas. Yo soy un artista que disfruta eso. No soy el tipo de artista que le encanta tocar su guitarra en un café. La vida me dio otra opción y quiero seguir llegando a las masas.

[b]¿Cuánto influyen las ventas en tus decisiones?[/b]

Lo que más me asusta es no poder llegar a trasmitir mis sentimientos en canciones. Me asusta hacer canciones solamente con la intención de vender millones de copias.

[b]¿Cómo será tu próximo álbum?[/b]

Musicalmente hay muchas cosas nuevas, pero todavía me reconozco en todas las canciones.

[b]¿Vas a incluir la marcha nupcial en el disco?[/b]

Tengo mi anillo de compromiso hace tres años, pero le tengo más miedo a la ceremonia que al mismo matrimonio. Tengo más miedo a planear la fiesta y que se me quede algún invitado por fuera y se quede resentido, o a que me traigan flores blancas en lugar de amarillas. Tengo miedo que la boda se me convierta en otro espectáculo.

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