Shanghai se prepara para mayor expo de la historia

Shanghai se prepara para mayor expo de la historia

EFE- Los pabellones de repente surgen como las setas», decía  hace poco en Shanghái el comisario del pabellón español para la Exposición Universal del 2010, Javier Conde, y para aquellos que echen una mirada desde cualquiera de los dos puentes que delimitan el recinto de la Expo a norte y sur, la sensación sería parecida. En apenas medio año, los habitantes de la ciudad han visto florecer cientos de edificios en un enorme solar de 5,28 kilómetros cuadrados creado a base de excavadoras en el corazón de Shanghái.

Desde el 2003, un ejército de obreros se ocupó de derribar barrios completos de viejos y grises bloques de viviendas modestas construidas décadas antes. Unas 18.000 familias fueron desalojadas, había que hacer sitio para la Expo. En el 2007, cayeron los últimos edificios del lugar, una acería y unos astilleros centenarios, situados en la orilla del río Huangpu, cuyas turbias aguas dividen ahora el recinto ferial.

Hoy, la Expo 2010 ya ha batido el récord de participantes: 190 países y 48 organizaciones internacionales, y se levanta a toda velocidad a tan sólo veinte minutos en coche de la Plaza del Pueblo, centro neurálgico de Shanghái, la ciudad china de los rascacielos.

A poco más de cien días para su comienzo, el próximo 1º de mayo, la actividad en el recinto de la Expo es frenética, con todos los pabellones creciendo poco a poco en extrañas formas nunca vistas antes, que competirán entre ellos por atraer la atención de los 70 millones de visitantes que esperan los organizadores.

Los más adelantados en su construcción son los cuatro pabellones que sobrevivirán al evento mismo, situados en los vértices de un cuadrado imaginario que será la zona principal del recinto.

La “Corona Oriente”.  El pabellón de China, llamado ya la «Corona de Oriente», está destinado a convertirse en visita turística obligada en Shanghái a partir del año que viene. Una enorme pirámide invertida roja apoyada sobre cuatro pilares, que imita el estilo ancestral de construcción «dougong», que puede verse en lugares míticos de China como la Ciudad Prohibida de Pekín.

Su color rojo evoca la tradición y la historia milenaria del pueblo chino, denostadas durante años y recuperadas hace poco como motivo de orgullo nacional.

Un poco más allá, a orillas del río Huangpu, surge el Centro de Actuaciones de la Expo, 120.000 metros cuadrados con capacidad para 18.000 personas que asistirán a conciertos y otros espectáculos.

Su sorprendente forma ovalada y casi plana hace que las opiniones se dividan entre quienes lo consideran una concha gigante y quienes apuestan por un platillo volante.

Su techo estará cubierto por potentes focos de colores que animarán la noche shanghainesa.

La originalidad del Centro de Actuaciones y la innovación del pabellón de China contrastan con la sobriedad del Centro de la Expo y el Pabellón Temático, dos descomunales «cajas de zapatos» de diseño menos arriesgado.

El Centro de la Expo tendrá siete plantas y estará envuelto en cristal. Será el encargado de celebrar importantes convenciones internacionales durante el evento, misión que seguirá cumpliendo una vez finalizada la Expo, el 31 de octubre del año que viene.

Con más de 120.000 metros cuadrados, el Pabellón Temático, en el que China desarrollará el lema de la muestra, «Una ciudad mejor, una vida mejor», combina un diseño poco original con innovaciones ecológicas.

Su tejado está recubierto de placas solares que pueden generar 2,8 millones de kilovatios/hora anuales y en sus muros exteriores ya crecen las plantas que los cubrirán por completo durante el evento. Cuenta, además, con el mayor espacio sin columnas del mundo, 30.000 metros cuadrados.

El Pabellón Temático está situado frente al de China, aunque están separados, eso sí, por el Bulevar de la Expo, un paso elevado de color blanco y salpicado de «embudos» gigantes llamado a ser la arteria principal del evento. Desde allí el visitante disfrutará de un buen paseo con unas vistas inmejorables: todo el recinto ferial.

Puntualidad china.  Con puntualidad china, las obras de los cuatro edificios permanentes ya están casi concluidas.

Los pabellones alquilados por algunos países a los organizadores ya están entregados a sus nuevos dueños, como Brasil o Perú, al igual que casi todos los pabellones regionales que agrupan a países de Asia, África, América y Oceanía.

Quizá porque China está cumpliendo su propio guión escrupulosamente, los responsables de la Expo se desesperan con los retrasos del resto de participantes. Muy pocos cumplirán los plazos oficiales de finalización de construcción y decoración.

Uno de los casos más graves es el de Venezuela, que comenzó a construir su pabellón cuando casi todos tenían ya bien avanzadas las obras. Su «ocho» gigante, que simboliza el número de estrellas en la bandera venezolana y el número de la buena suerte en China, no estará terminado hasta un mes antes del evento, según sus responsables. Venezuela tendrá entonces que decorar el interior en menos de 30 días.

Las obras del espacio español, uno de los pabellones más grandes de la Expo con 7.081 metros cuadrados de superficie útil, avanzan a buen ritmo.

Las claves

1.  Crecimiento

 En apenas medio año, los habitantes de la ciudad han visto florecer cientos de edificios en un enorme solar de 5.28 kilómetros cuadrados creado a base de excavadoras en el corazón de Shanghai.

2.  Obras espacio español 

Las obras del espacio español, uno de los pabellones más grandes,  con 7.081 metros cuadrados de superficie útil, avanzan a buen ritmo. La propuesta española intentará destacar entre el resto de países gracias a su fachada de formas curvas recubierta de mimbre.

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