Sharon se juega la vida

Sharon se juega la vida

Precedido por un resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el 19 de mayo último que exigía a Israel detener las demoliciones de residencias árabes en la Franja de Gaza, que inclusive provocó la abstención, por primera vez, de Estados Unidos, el premier isrelí Ariel Sharón se juega la vida al proponer la retirada total del Ejército (Tzahal) de la zona y desmantelar también 17 asentamientos judíos.

En efecto, el día seis del presente mes de junio, el gabinete israelí aprobó por votación 14 a 7, el plan de retirada de Gaza, aunque para fines de 2005 más cuatro asentamientos en Cisjordania.

Aunque ambiguo, jugando a la paciencia de los palestinos residentes en los territorios aludidos, que conforman la Autoridad Nacional Palestina (ANP) acordados en la Conferencia de Oslo 1993 entre el magnífico premier Yitzak Rabin y el rais Yasser Arafat, es menester consignar un paso de avance que con otros más, podría reverdecer la marchita Hoja de Ruta, cosecha del presidente George Bush Jr. para formalizar la paz decente y permanente en Oriente Próximo.

Posiblemente Sharon ha obtemperado imperativos del presidente Bush Jr. como una forma de soltar presión a la caldera que cuece el proyecto reeleccionista suyo, maltrecho, inviable, por la decadente economía estadounidense, más las críticas de la sociedad norteamericana a la guerra de agresión contra Iraq, más las comprometedoras fotos observadas por la humanidad de los actos de tortura, símil de la barbarie, incurridos por soldados norteamericanos a prisioneros iraquíes en el penal de Abu Ghraid, en las inmediaciones de Bagdad, que han provocado el horror de la comunidad internacional.

Ese horror produjo un maremoto de reacción que involucró la renuncia del director de la CIA, George Tener, el día tres del presente mes, y el del director de operaciones del antro de carniceros, James Pavit, al siguiente día.

Prensa Asociada difundió un cable fechado en Jerusalén el día seis del presente mes, en el cual señala el respaldo de Estados Unidos a las iniciativas del premier Sharón, que en gran medida, insisto, podría costarle la vida por un ultraderechista como Yigal Amir, que el 05/11/95, asesinó al premier Rabin, con la implicación comprobada tanto del Mossad como del Sin Beth, precisamente por Rabin concebir trocar tierras por paz como el Abrete Sésamo de la inexorable reconciliación de las dos etnias que se disputan Palestina.

Al cable noticioso de referencia abundan el parecer de la mayoría israelí que apoya el retiro de la Franja de Gaza del Tzahal, una prueba inequívoca del deseo de formalizar la paz con los palestinos, sin la cual no podrá haber ni seguridad, ni prosperidad en Palestina, nunca.

Empero, el partido Likud, gobernante, está integrado por una disimilitud de células, intransigentes unas, sicorrígidas con el disenso, mientras otras más sensatas, propugnan por el consenso, la fluidez de las concepciones ultraconservadoras y ultranacionalistas, que nunca, ninguna de las dos, en ningún escenario, conducen a ningún lugar, a ninguna solución, a ningún puerto seguro, en medio del vendabal de excesos excecrables que es hoy el panorama en Palestina.

En la medida en que las conveniencias políticas sintonicen en Washington el cuadrante con Oriente Próximo, en esa idéntica proporción reverdece la yerta Hoja de Ruta, que es posible, conforme a los vaivenes de las circunstancias, que el Likud y un hombre de extremos abominables como Sharón, y un obsesionado guerrerista como Bush Jr. convengan, para sorpresa de todos, que eso entre otras variantes es la política, concretizar un anhelo de árabes y judíos, extensivo a la comunidad internacional, que es la paz en Oriente Próximo con la fundación del Estado Palestino.

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