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JERUSALÉN (EFE).- El primer ministro de Israel, Ariel Sharón, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás (Abu Mazen) proclamarán un alto al fuego «unilateral pero mutuo» en la Conferencia de Sharm el Sheikj, el próximo martes, informó hoy la televisión israelí.
Según la emisora, la proclamación unilateral de cada uno de los líderes constará en una resolución conjunta que se dará a conocer al concluir la Conferencia, que patrocina el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y en la que también participará el rey Abdalá II de Jordania.
En apariencia, el alto al fuego no tendrá carácter «bilateral» pues Sharón se ha negado a negociar el cese de las hostilidades con las facciones armadas de la resistencia palestina.
Las negociaciones con las facciones palestinas las llevó acabo Abu Mazen, quien consiguió un alto al fuego provisional y condicionado a que también Israel cese sus operaciones militares contra los palestinos.
Desde hace más de dos semanas, salvo algunos incidentes aislados, los grupos armados palestinos, alzados desde hace cuatro años y medio contra la ocupación israelí en Cisjordania y Gaza han respetado el cese de las hostilidades persuadidos por Abu Mazen, quien considera la resistencia armada como «un error histórico».
El ministro israelí de Defensa, Shaul Mofaz, ordenó a las Fuerzas Armadas cesar las operaciones en todos los territorios de Gaza donde, desde hace una semana se han desplazados unos 6.000 agentes de los organismos de seguridad palestinos.
La Comisión Ministerial de Reflexión Política israelí (CMRP) decidió el jueves poner fin a los «asesinatos selectivos» de jefes de la resistencia palestina y excarcelar a 900 de los más de 8.000 palestinos encarcelados en Israel.
Una «fuente muy destacada» del Gobierno dijo a la televisión israelí que «no serán excarcelados presos con delitos de sangre», con la única excepción al respecto de los enfermos y ancianos.
El Canal público de la televisión israelí informó esta noche de que Mahmud Abas solicitó a Sharón incluir al menos a tres veteranos dirigentes de su movimiento Al Fatah, encarcelados desde hace más de diez años, por la ayuda que le brindaron desde la prisión para llegar al poder y suceder al fallecido Yaser Arafat, así como para conseguir el alto al fuego de las facciones armadas.
