Es sabido que el aborto está prohibido por el Código Penal. De manera que la ofensiva del Cardenal y la cúpula de la Iglesia  es un falso debate.  Los especialistas que presentaron el proyecto de Constitución, lo que contemplaron fueron el derecho a la vida y la condena a la muerte. Pero el señor Cardenal y la cúpula eclesial decidieron que esta era la coyuntura apropiada para darle un nuevo golpe a todo el pensamiento liberal en el país, y convencieron al Presidente para que le agregara al texto original “desde la concepción”.

La coletilla “desde la concepción”, y la decisión de convertir esta aberración en una disposición constitucional, además de constituir un atentado contra la ciencia, como lo demostró la Academia de Ciencias, constituye un crimen, fundamentalmente contra las mujeres pobres del país, que son las que se ven obligadas a ir a los hospitales públicos cuando requieren de un aborto terapéutico, bien se trate de una niña de 12 ó 13 años, estuprada por un enfermo mental (sea un extraño o su propio padrastro o padre) o cualquier otra mujer del pueblo que, por graves causas médicas, necesitan suspender el embarazo para salvar la vida, o para no condenarse a parir una criatura con todas las posibilidades de ser una persona enferma, mental o físicamente, durante toda su vida.

La cúpula de la iglesia, siguiendo los dictados del Cardenal, denuncia desde el púlpito a los y las diputadas que votaron contra esta aberración en su primera lectura, apelando a un terror propio de la inquisición. Los que mandan en el PRD apoyan la acción, en un afán de congraciarse con esos poderes, representantes del peor regresionismo visto en las últimas décadas en el país, en una jugada que los pone al borde de su expulsión de la Socialdemocracia Internacional.

La prensa se pone un bozal, sucumbiendo ante la fuerza del señor Cardenal. Los partidos de izquierda, distraídos en otros menesteres, no dicen ni pío, ante este vital debate. ¿Y qué de los arquetipos de nuestra sociedad; de esos hombres y mujeres que constituyen ejemplo de firmeza y patriotismo? ¿Qué dicen mujeres ejemplares como  María Teresa Cabrera,  Virtudes Álvarez, Arlette Fernández, Carmen Durán, Aura Celeste Fernández, Josefina Záiter, Milagros Ortiz, Ivelise Prats, ante esta ofensiva regresiva? ¿Y la izquierda? ¿Qué dice Guillermo Moreno? ¿Qué dicen los intelectuales progresistas? ¿Y los dirigentes populares? Me refiero a los y las que no se han pronunciado todavía.

Tenemos que frenar estos intentos regresivos ahora, so pena de llorar “lágrimas de sangre” en un futuro que ya se nos viene encima, y decir sí a la vida de los y las que ya  están vivos.