Si a uno le hablaran claro

Si a uno le hablaran claro

JACINTO GIMBERNARD
Muchas personas, al igual que yo, enamorados de nuestro país, estamos y hemos estado dispuestos a aportar la cuota de sacrificio que requiere el progreso de nuestra tierra natal. Naturalmente, ceda uno dentro de sus posibilidades. Es decir, justicieramente. Dentro de ese estatus social que una vez fue Clase Media, y que desde hace tiempo ha devenido en Clase Atormentada, estaríamos dispuestos a contribuir, pagando más electricidad de la que consumimos, para contribuir a la disminución de las pérdidas financieras que son resultado de quienes “se roban la luz”. Se ha escuchado mucho aquello de “quien roba a ladrón tiene cien años de perdón”. No se trata de que esté yo propiciando actos delincuenciales, pero resulta descorazonador que uno se empeñe en minimizar el consumo eléctrico y se la pase apagando bombillas y artefactos eléctricos (en casa, en las noches, sólo se suele iluminar las habitaciones donde nos encontramos y alguna otra que evite la sensación tenebrosa y misérrima). Cuando escucho y veo en televisión el anuncio o consejo de que consumiendo menos electricidad, la factura trae monto menor, me apena la inocencia del honrado personaje, víctima de un cuento chino (de los malos, porque los cuentos chinos están cargados de milenaria sabiduría y positividad), seguramente convencido de la honradez de quienes lo motivaron a contribuir, con su bien ganada credibilidad, a lo que es una mentira. No voy a decir que una estafa, porque es cierto que muchos –ricos y pobres- se roban la electricidad. Pero, yo me pregunto si no sería más correcto informar a los usuarios la verdad de su consumo (tal vez felicitarlos por su actitud) y agregar la suma que es necesario pagar extra por un consumo energético realizado por gente que no paga o simplemente no dispone de recursos para pagar la energía eléctrica. Más de una vez, en estafetas de pago de las empresas eléctricas, le he preguntado al infeliz empleado que presenta el rostro entrenado a la impasibilidad, la razón por la cual no consta en la factura lo que uno realmente gastó y lo que constituye un aporte necesario para el mantenimiento del servicio eléctrico. Me miran como si yo fuese un extraterrestre. Es que si es necesario contribuir al mantenimiento del servicio eléctrico en el país, estamos dispuestos a ayudar, a sabiendas. A pagar por quienes no pueden. Pero que nos lo digan, que no desalienten la actitud de ahorro, de aporte a los más necesitados, de contribución al país. Flaco, escuálido servicio, hacen estas empresas al avance nacional. A la honestidad de quienes queremos ser honrados por amor al país y por respeto a quienes por ella se sacrificaron, perdiendo la vida en combate contra invasores, sufriendo horrendas torturas en la putrefacción de períodos dictatoriales antes de que llegara la muerte brutal llevada a cabo por esbirros nacidos aquí pero envenenados con la locura de un sadismo inimaginable. Es por todas esas gentes heroicas, de ayer de anteayer, por los que creyeron posible una Patria digna, una Patria que consideramos factible si cuenta con la buena voluntad de sus hijos, por quienes suplicamos claridades. ¡Por Dios, no disfracen las verdades esenciales para el saludable equilibrio del país!

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