Si el Presidente fuera cristiano

Si el Presidente fuera cristiano

Si el Presidente fuera cristiano no buscaría la reelección presidencial, sino que auspiciaría su legítimo relevo.
En primer lugar, porque reelegirse traiciona la palabra empañada, y va en contra del tercer mandamiento: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano” (Éx.20.7). Jurar bajo la ley de Moisés es la firma de un acuerdo, y su incumplimiento exponía a la maldición de Dios. Es por eso que dice en otra parte: “Y no jurareis falsamente por mi nombre” (Lv.19.12). La palabra empeñada es un requisito de urbanidad, pues el que no respeta su propia palabra no merece el respeto ajeno. Según el video en las redes, el Presidente ha empañado su palabra: “Solo estaré cuatro años, ni un día más… ni siquiera después de un periodo intercalado… Cuando un presidente decide buscar la reelección, tiene que tirar al zafacón todos los escrúpulos… es como tragarse un tiburón podrido… sin eructar”.
En segundo lugar, porque lo prohíbe la Constitución, y el cristiano está obligado a cumplir la ley. Al entregar el decálogo Moisés dijo: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos, y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas” (Deu.6.6-9). Luego Josué recibió esta palabra: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito” (Jos.1.8).Los escribas pusieron esta trampa a Jesús: “¿Nos es lícito dar tributo a César, o no?” (Lc.20.22), a lo que Jesús respondió: “Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César. Entonces les dijo: Pues Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”. (Lc.20.23-25).Pablo y Pedro ratificaron el punto: “Por causa del Señor someteos a toda institución humana” (I Pe.2.13); “sométase toda persona a las autoridades superiores” (Rom.13.1).
En tercer lugar, porque reelección implica corrupción, y esto nos está prohibido, pues implica comprar legisladores, y utilizar los recursos públicos para el clientelismo político.
Por estas razones, si el Presidente fuera creyente, honraría la palabra empeñada; respetaría la Constitución, y cerraría su último periodo con integridad.

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