…que la única estrategia electoral lógica, coherente, convincente y promisoria que puede adoptar ahora radica en aplicar lo postulado por su presidente, negociar directamente con el gobierno; en lugar de seguir negociando con un partido que no quiere.

Y que para ello tiene que poner en movimiento su maquinaria hoy adormecida, escogiendo todos sus candidatos y lanzarlos al proselitismo electoral; dejando abierta la posibilidad de concertar alianzas parciales, provinciales o municipales, durante el período de campaña.

Es lógico puesto que el presidente del PRSC es un funcionario con rango ministerial del gobierno, evidencia de la intención de éste de involucrarse con el reformismo; mientras que en los fueros PLDistas solamente emanan señales de exclusión, a juzgar por las declaraciones de su ortodoxia dirigencia y por la admisión hecha por el último candidato presidencial reformista en el sentido que solo tres dirigentes del PLD desean la alianza.

Es coherente porque el PRSC no puede adoptar una línea opositora siendo su presidente un funcionario del gobierno.

Es convincente, frente a la ciudadanía, lo que le avendría un incremento del caudal electoral, porque esta postura política se vería, valiente y frontalmente, franca y sincera; contrario a las dobleces, hipocresía y oportunismo que reflejan posturas de dirigentes que actúan guiados por sus intereses particulares.

 Y es promisoria, puesto que podría precursar el retorno del reformismo al poder en el 2012, ya que, afianzada su identidad ante un PLD sin candidatos que conciten el voto reformista por la prohibición constitucional de la reelección y frente a un PRD poco unificado; es posible obtener el apoyo de  seguidores gubernamentales a una candidatura reformista.

Para viabilizar la posibilidad de este apoyo, el PRSC debe adoptar una línea política propia, bien vista o concertada con el gobierno, en consonancia con el proceder en los gobiernos reformistas. Durante los 22 años que el PRSC gobernó, PRDistas participaron en el gobierno sin que el partido dejara de hacer oposición; la presidencia de la Cámara de Diputados fue apoyada para el PLD; la secretaría de la LMD para el PRD. Y el candidato del PLD fue más apoyado en el 1996 que su par del PRSC.

Ojalá que se comprendiera que al escoger candidatos propios y lanzarlos al ruedo electoral con la posibilidad de concertar con el gobierno, no solo se cumplirían responsabilidades frente a la nación; sino que evitarían conflictos al liderazgo nacional frecuentemente distraído en querellas internas frente a una ciudadanía que exige urgentes respuestas a los grandes problemas que nos aquejan, agravados por las recientes calamidades que han afectado nuestra isla.