Sí, es soñando que estamos

Sí, es soñando que estamos

Porque el pueblo dominicano, o por lo menos, los que respaldamos al doctor Leonel Fernández en las pasadas elecciones, soñamos que el próximo 16 de agosto, se inicie en nuestro país una nueva era, que se dé inicio a una gestión gubernativa que marque un antes y después de la misma, en una acción de Estado, novedosa y transparente; ambiciosa y de objetivos definidos; enmarcada en el período constitucional de cuatro años, pero que trascienda con creces dicho espacio en los frutos de su mandato.

Sí, soñamos que a partir del 16 de agosto dirija el país desde el Palacio Nacional, el doctor Leonel Fernández y en el país, resplandezca el imperio de la ley, de una ley majestuosa e imparcial que inspire temor y confianza, que disipe la anarquía y el desorden, que señale el ámbito del derecho o derechos y obligaciones individuales y precise con firmeza las prerrogativas en la colectividad.

Y es que tenemos derecho a soñar con oficinas públicas limpias y decentes; con empleados armados de las mejores cualidades ciudadanas, con alta profesionalidad y civismo; en un ambiente enrarecido para los «buscones» o inocuo para el contribuyente o personas que demandan los servicios que requieren y al que tienen derecho como ciudadanos. Soñamos con centros hospitalarios no sólo decentes, modernos y bien equipados, sino, atendidos por médicos y enfermeras adecuadamente remunerados para que su mente y su tiempo esté al cuidado de tantas gentes para que la atención de salud pública constituya la diferencia entre la vida y la muerte.

Constituye un sueño anhelado por todos, el establecimiento de un verdadero servicio de seguridad y ordenamiento vial, con un transporte urbano moderno y eficiente, en el que las disposiciones legales de tránsito se cumplan de forma permanente e igualitaria y las directrices estén bajo la responsabilidad de un único organismo que le imprima lógica, coherencia, firmeza, respecto y obediencia. Que nuestras principales autoridades estén bajo el mando de una autoridad policial que emule el «State Police» norte-americano que obligue los conductores de vehículos pesados a transitar cumpliendo con todos los requisitos legales por el carril y a la velocidad que señalan las leyes y comencemos a disfrutar del orden y respeto a las normas y disposiciones de tránsito y se reduzcan los frecuentes accidentes que tantas pérdidas de vidas provocan en nuestras carreteras.

Constituye más que un sueño, una posible y casi obligada acción, la unificación del sector agropecuario estatal en organismos que concentren los servicios de apoyo del gobierno al quehacer agrícola y pecuario sin necesidad de distraer los recursos económicos que se les asignan a estas actividades mediante la ley de presupuesto, en una burocracia rancia, absoluta, hipertrofiada, excesiva e infuncional convertida en una especie de atracadora de los recursos que el Gobierno central dispone para incentivar y estimular la difícil, dura y riesgosa faena agropecuaria.

Porque es un sueño acariciado desde siempre, el que el País se aboque a un real ordenamiento de la producción agrícola mediante la estricta zonificación de los cultivos a los fines de un mejor aprovechamiento de los espacios productivos y de un uso más científico y racional del gran potencial que en estos aspectos, tiene la República Dominicana, obteniendo al mismo tiempo, un considerable incremento de la producción con menores costos derivados de la utilización adecuada de factores naturales como el clima, suelo y régimen pluviométrico.

De igual forma, soñamos con un cambio radical en los programas de extensión agrícola y pecuario ya que resulta cada vez más oneroso e innecesario, el mantenimiento de un ejército de técnicos agrícolas montados en medios de transporte cada vez más costosos, consumiendo un combustible que no detiene su incremento de precio, recorriendo los campos y pueblos sin plan alguno y mucho menos, sin ningún instrumento práctico para incidir en el incremento de la producción agropecuaria, tomando en cuenta que resulta cada vez más cuestionable, el empleo de sistemas de asesoramiento técnico que en la era de la comunicación, no haga uso intensivo y eficiente de los medios masivos para entrar en contacto si es posible, interactivo con sus clientes.

Soñamos en conclusión, con un nuevo país en el cual, el orden, la planificación y el imperio de la ley sean reglas para todos, sin importar clase social y rango de ninguna especie, haciendo más placentera y digna la vida del dominicano y menos traumática e insegura, la estadía de ese creciente ejército de turistas que de diferentes puntos del globo terráqueo, llegan como aves migratorias a disfrutar de los encantos tropicales en esta isla caribeña en la que la naturaleza es accionista principal y nosotros, sus pobladores, nos corresponde mantener limpio, sano y organizado un ambiente y un espacio geográfico tan valorados por nuestros visitantes y tan maltratado y desaprovechado por nosotros mismos.

Tenemos en el período de gobierno que se inicia el 16 de agosto, la mejor oportunidad para reencauzar nuestro país bajo el timón de un presidente que como el doctor Leonel Fernández, ha dado muestras evidentes de su gran capacidad y condiciones de dirigente, respaldado además, por hombres con no menos cualidades de estadistas y hombres públicos como el licenciado Danilo Medina y otros miembros destacados y distinguidos de ese prestigioso equipo de políticos del PLD formados a la sombra de ese gran y frondoso árbol como fue el profesor Juan Bosch.

Nosotros, desde este modesto pero, sincero y leal proyecto político que respaldó la candidatura de Leonel Fernández, hacemos acopio de nuestro lema que reza «no es por mí ni por ti, sino por el país» y nos sumamos a las hermosas y enjundiosas palabras del doctor Fernández pronunciadas al día siguiente de las elecciones cuando precisó: «Al fin y al cabo lo que significa el triunfo del PLD y las fuerzas aliadas es el honor y el privilegio de servir al pueblo dominicano».

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