Sí, funcionan

Sí, funcionan

Los órganos electorales pueden naufragar cuando no cuentan con el respaldo adecuado en el momento preciso. Ha pasado el tiempo de las crisis con protectorado, con la arremetida irrespetuosa de “manos amigas” que parte de la indefensión e incompetencia de todo aquello que no tenga patrocinio supra nacional. La mayoridad de los órganos electorales de la región es ostensible.
Es proporcional a las conquistas democráticas, a la culminación de procesos electorales que superan las objeciones tradicionales, las descalificaciones. Requiere templanza mantenerse incólume a pesar de las agresiones, de la alharaca circunstancial que aúna grupos disímiles con el propósito común de desacreditar la instancia electoral. Desafíos nuevos exponen la credibilidad de los órganos electorales. No importa el nombre, puede ser: Tribunal, Consejo, Corte, Comisión, Junta y el peligro acecha, a veces acorrala, como los feroces e indetenibles ataques a través de las redes sociales. Ráfagas de insensatez que no admiten explicaciones.
El año pasado, el país fue sede de la XXXII Conferencia de la Asociación de Organismos Electorales de Centroamérica y EL Caribe-AOECC-Protocolo de Tikal- la asociación de organismos electorales más antigua del planeta, auspiciada por el Instituto Interamericano de Derechos Humanos-IIDH- y su Centro de Asesoría y Promoción Electoral -CAPEL- que ostenta la Secretaría Ejecutiva. Los temas discutidos en los talleres fueron: “Independencia de los Organismos Electorales frente a los Poderes del Estado”, “Independencia de los Organismos Electorales frente a los Partidos Políticos y la Sociedad Civil” e “Independencia de los Organismos Electorales frente a la Opinión Pública y a los medios de comunicación.” Temas cuya discusión persigue el fortalecimiento de los órganos electorales y la preparación para enfrentar situaciones especialmente difíciles. Nunca como en esta época se impone la necesidad de reforzar la cooperación entre las entidades adscritas a las asociaciones especializadas como una manera de contrarrestar la adversidad sin rostro que agravia y puede arriesgar el trabajo de un órgano electoral. Después de las elecciones celebradas en Guatemala el día 16 de junio el Tribunal Supremo Electoral-TSE- ha estado expuesto al embate continuo. Las redes sociales reproducen infamias que afectan el proceso organizado con esmero y dirigido por la pericia de su presidente, Julio Solórzano Barrios con 30 años en el TSE. Los especialistas auguraban conflictos debido al estreno de una ley Electoral y de Partidos Políticos, fruto de la explosión cívica que zarandeó los cimientos de la democracia chapina, en el año 2015. Abonaba la hipótesis la cantidad de partidos políticos participantes y la judicialización de cualquier pendencia electoral. También la tecnología fue y es ingrediente perturbador. Un fallo imprevisto agregó material a la contienda. El contexto ameritó la presteza de la Secretaría Ejecutiva de la AOECC, consciente de que la observación internacional abarca el periodo post electoral, tal y como establece la Declaración de Principios para la Observación Electoral –ONU 2005-. Siempre cuidando, de manera rigurosa, la soberanía, coordinó la visita a Guatemala de una Misión Técnica de Seguimiento. La Misión, integrada por Eugenia Zamora, Vicepresidenta Tribunal de Elecciones de Costa Rica, Jefa de la Misión de Observación UNIORE, en la primera vuelta; Gilberto Estrada, representando el Tribunal Electoral Panamá, Joel Lantigua Peralta, Director de Relaciones Internacionales de la Junta Central Electoral, Sofía Vincenzi Guilá, Coordinadora Centro de Asesoría y Promoción Electoral (IIDH/CAPEL) y por una representación del Pleno de la JCE, institución que desempeña la presidencia pro tempore de la AOECC, realizó una intensa jornada de trabajo. Luego de intercambios y apreciaciones pertinentes, con protagonistas acreditados, el TSE aceptó la presencia de una comisión especializada en informática que evaluará el sistema de conteo y transmisión de resultados, antes de la segunda vuelta. Las consecuencias de la Misión, enaltecen la Secretaría Ejecutiva del Protocolo Tikal, fortalecen la Asociación y ratifican que la cooperación entre órganos funciona. La experiencia Guatemala es auspiciosa. Si bien es cierto que no es recomendable la emergencia electoral, no es menos cierto que el auxilio satisface. No se trata de imposición ni intromisión del más fuerte, se trata de cooperación entre iguales.

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