El documento de la UNAD (Red de Atención a las Adicciones) y FEJAR (Jugadores de Azar Rehabilitados) se denomina «Estudio exploratorio sobre las afectaciones a la salud por la sobreexposición a redes sociales (RRSS) y pantallas con perspectiva de género».
Tal y como exponen en el informe, el objetivo es aportar información sobre las secuelas físicas, psicológicas, emocionales y sociales que pueden sufrir las personas que padecen esta adicción. También abrir nuevas oportunidades de investigación para abordar este problema a medio plazo.
Un problema real
El estudio exploratorio ha sido fruto de un proceso de trabajo llevado a cabo entre los meses de marzo y noviembre de 2023.
En los datos recogidos se ha evidenciado que las consecuencias de esta sobreexposición van mucho más allá de una simple adicción y que abordan el plano físico, psicológico y social de los jóvenes.
Algunas de las cifras más relevantes indican que, en el caso de las mujeres, un 95 % sufre problemas de autoestima, un 73 % ansiedad, un 64 % depresión y hasta un 32 % se autolesiona.
En los hombres la consecuencia principal es la ansiedad (72 %), la falta de concentración (70 %), la baja autoestima (67 %), la depresión (37 %) y, por último, las autolesiones (7 %).
Consecuencias físicas
Se han detectado los problemas físicos más comunes debido a esta sobreexposición tanto en hombres como en mujeres.
Así, los más comunes pueden ser los trastornos de sueño generados por el número de horas frente a la pantalla, seguidos de problemas posturales y problemas musculares y de visión.
«Este es un problema que a mí personalmente me preocupa y a mis alumnos les preocupa mucho, la sensación de que no puedes centrar tu atención», expone un profesional de la investigación en las respuestas del estudio.
Por otro lado, un tema muy recurrente es el del aumento de los episodios de ansiedad o de los trastornos de la conducta alimentaria asociados al uso de RRSS, sobre todo entre mujeres jóvenes.
Consecuencias psicológicas
Según este estudio de adicciones, se han detectado diversas consecuencias psicológicas de la sobreexposición a las pantallas. Sin embargo, una de las más preocupantes es la del plano social y de las relaciones de los más jóvenes.
Tanto en hombres como en mujeres, sobre todo en la adolescencia, es muy común sentir una preocupación por ser «aceptado». Las redes sociales, como se expone en el estudio de adicciones, han cambiado el paradigma de todo esto.
Además, seguir a las personas conocidas que nos recomienda nuestro algoritmo puede ser agotador para nuestra mente y alterar la salud de quienes consumen el contenido que publican para «imitarles».
Consecuencias sociales
Una de las consecuencias sociales más destacables del uso continuado y prolongado en el tiempo de las redes y las pantallas es la creación de burbujas que generan una gran polarización.
«La gente que tú sigues en tu Twitter (ahora X) es la gente que el algoritmo te propone seguir. En tu Tiktok, en tu X o en tu Instagram, es el algoritmo el que te propone seguir. Esto crea unas cámaras de eco, cámaras de resonancia donde tú estás continuamente escuchando repetir el mismo mensaje, porque esa cámara te junta con personas similares a ti. Más homogénea (…)», explica un profesional con experticia en el uso de pantallas.
Además, también se produce el fenómenos conocido como «infoxicación», esto es, estar siempre expuestos a una información excesiva que no es fiable del todo ni está siempre contrastada.
Por último, la autopercepción y el bullying son también temas de mucha relevancia y con grandes consecuencias derivadas del uso de las redes sociales.
¿Qué es un uso problemático?
Quizás nos resulta complicado identificar cuándo el uso de las redes y las pantallas es o puede volverse problemático.
Para ello, los profesionales de la UNAD y FEJAR exponen en el estudio de adicciones una serie de indicadores para detectarlas:
- Necesidad de inmediatez. Una necesidad de obtener una respuesta al momento puede generar una dependencia en el usuario.
- Dificultad o falta de control de los contenidos propios y ajenos. Este punto es orientado a las familias. Se determina que las personas jóvenes que tienen una «supervisión» cuentan con un menor riesgo de desarrollar un uso problemático.
- Falta de horarios frente a las pantallas. Uno de los aspectos en los que más se enfatiza es en la necesidad de establecer un horario para hacer uso de las pantallas.
- Falta de desconexión real. Como siempre vamos acompañados de nuestros dispositivos inteligentes, muchas veces no desconectamos totalmente de ellos. Por eso es tan importante el tiempo que dedicamos al descanso.
- Edad en la exposición a las pantallas. Cuanto menores son las personas que utilizan las redes, mayor es el peligro de adicción a ellas. Es bueno que los adultos les tutelen y solo consuman contenidos adaptados a su edad.
Estudio de adicciones: conclusiones
Derivadas del estudio de adicciones, encontramos diversas conclusiones relevantes para poder tomar acción a tiempo y evitar, en la medida de lo posible, las adicciones a las redes y las pantallas.
Algunas de las propuestas son:
- Promover el discurso intergeneracional respetuoso y abierto: Las intervenciones en escuelas e institutos son las que mayores acciones de intervención demandan. Si se incluye a las familias en ellas, se favorecerá el diálogo intergeneracional.
- Divulgar contenidos inclusivos, éticos y respetuosos: Si cuidamos el lenguaje y los mensajes que llegan a los jóvenes con presencia en las RRSS y evitamos lanzar mensajes de odio, estaremos previniendo que interioricen esto y circulen mensajes dañinos que luego consuman.
- Trabajar en la línea del discurso no patologizante: Aunque es una idea casi generalizada entre los profesionales la de no patologizar esta adicción, es un concepto muy extendido el de considerar el tema como una adicción.
- No es un problema individual: De forma individual es cierto que puede haber una tendencia o predisposición al desarrollo de comportamientos derivados del bajo control de impulsos. Sin embargo, estos efectos nocivos del uso de las RRSS y las pantallas no puede tratarse como un problema individual, sino que debe abordarse como un conjunto en su determinado contexto.
- Formar en perspectiva de género y reforzar la idea de que no podemos educar si no es de este modo: Es fundamental que los equipos profesionales cuenten con líneas de intervención con perspectiva de género. Así, tanto los tratamientos individuales como los grupales, podrán permitir ahondar en causas y consecuencias ligadas al género.
- Promover intervenciones y tratamientos diferenciados: Muchas de las organizaciones consultadas no trataban por separado a hombres y mujeres en este tipo de adicciones. Sin embargo, es indispensable que las entidades empiecen a diseñar acciones de intervención y prevención en grupos separados de hombres y mujeres.
- Destinar más recursos a la investigación: Entre las personas encuestadas se comparte la opinión general de que es necesario que se envíen más recursos a la investigación.