Todos los partidos deben enviar sus delegados a los recintos electorales a representarlos y garantizar la transparencia en el proceso de votación, quienes deben salir de cada mesa electoral con copias de las actas levantadas y debidamente firmadas por todos los actuantes, con las cuales cada partido coteja las informaciones de los organismos superiores electorales y refuta o no los datos suministrados. Si esto no se produce el mismo día del escrutinio, luego de desmantelados los escenarios, es un disparate pretender recontar votos (manual o electrónicamente) porque la vigilancia se desactiva y se adecúa el ambiente para peores travesuras.
Por lo anterior es que vi con mucha pena y vergüenza la huelga de hambre que iniciaron los candidatos perdedores del municipio Santo Domingo Este y sobre todo, la participación del líder choferil sindical y diputado Juan Hubieres, porque ello evidencia que sus delegados en las mesas, o aceptaron su derrota, o se vendieron o no estuvieron, porque las diferencias fueron tan significativas que, de ser ciertas, no ameritaban cuestionamientos.
Juan Hubieres es un hombre del pueblo que fue ascendiendo en nombradía y protagonismo hasta alcanzar la posición de diputado. Desafiante, siempre ha estado del lado de los mejores intereses de la nación, pero se le ha ido la mano en radicalismos que lo han estado alejando del pueblo y el ejemplo más palmario son los “paros sorpresa” del transporte, que han dejado a cientos de miles de ciudadanos imposibilitados de llegar a sus puestos de trabajo, sorprendidos y angustiados por un inesperado cambio de planes impuesto por un sindicato choferil.
A Juan Hubieres le facturaron esos maltratos y sobre ello debe reflexionar.