Cada Bienal tiene su singularidad. La 31 Bienal Nacional de Artes Visuales la tiene, empezando por su numeración: ¡le quitaron las cifras romanas! Por cierto, el diseño que la anuncia, no fue lineal, ya que la esplendorosa obra de Elsa Núñez, maestra homenajeada, no se prestaba para un grafismo. La imagen impresionante de una pintura abstracta la proclama en la fachada del Museo de Arte Moderno.
Es evidente que la Bienal, evento mayor de las artes visuales dominicanas, requiere que varios textos se le dediquen. Hoy, más que un análisis y crítica quisiéramos expresar particularidades, siendo la primera una labor preparatoria intensa de pocos meses, para que la trigésima primera edición se celebre sin retrasos, confirmando el orden en la historia de las Bienales…
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Una Silla efímera
Aunque se ha querido borrar de la memoria como si no hubiera existido, algunos días antes de la inauguración la Fundación Iván Tovar exhibió en la explanada del Museo, la magnificación en acero de La Silla Adulta de Iván Tovar -otrora presentada en Nueva York-, con una presentación tan solemne como de buen gusto. El Museo de Arte Moderno había dado su autorización formal y elegido la ubicación. La gente lucía fascinada.
Esta disposición monumental se interpretó como una competencia desleal que eclipsaba la Bienal, su entrada, sus participantes y sobre todo la importancia cimera de la obra, invitada especial de Elsa Núñez. Hubieran podido interpretarla como homenaje de otro artista excepcional, pero pronto y cautelosamente retiraron la silla… Cada país, cada sociedad tiene sus aprehensiones y exigencias.
Ahora bien, la autorización ubicando la silla de Tovar en el mismo medio, no se percató del espacio frontal imprescindible para el acto público que inaugura la Bienal… o tal vez se pensó que iba a llover, siendo el interior del MAM sitial para esta inauguración.
Tanto por la cantidad de asistentes como por las sucesivas intervenciones brillantes de las personalidades competentes, culminando en las emotivas palabras de Elsa Núñez y el discurso del ministro de Cultura, Roberto Salcedo, el acto formal de apertura se disfrutó unánimemente. Además, el anuncio de Menciones y Premios, escuchado alegremente, y la “precipitación” – felizmente ordenada – del público ansioso de visitar la Bienal, fueron parte del éxito de la ceremonia.
La premiación polémica
Las reacciones positivas ante la lectura de los galardones, tuvieron una muy corta duración y, esa misma noche, se manifestaron sorpresa e incomprensión al descubrir que el premio, coronando una escultura -único en esta categoría- era una planta vegetal.
No transcurrieron muchas horas sin una reacción opuesta y la acusación de violar las bases de la Bienal. Ahora bien, al sentimiento de indignación sucedió una cantidad insólita de opiniones, artistas y especialistas escribieron, la definición del arte contemporáneo se amplió, la palma se iba convirtiendo en el avance conceptual de una Bienal encerrada, sino en la tradición, por las fronteras del arte moderno.
Cuando deploran, en nuestra actualidad, la notable falta de cuestionamientos y la pasividad teórica, de repente surgieron referencias ya históricas… La Palma premiada e inocente en su maceta, motivó debates, actualización y redes sociales “invadidas”. Por cierto, hay argumentos y conclusiones, modelos en sus desarrollos, que ameritarían recopilarse.
El texto mismo de David Pérez Karmadavis, que acompaña la planta y conceptualmente motiva su galardón, habrá recibido varias interpretaciones, controversias y críticas.
Es innegable que la anulación del Premio causaría un problema mayor y un escándalo hasta internacional, situando la Bienal fuera de la contemporaneidad. Aun el reglamento, que no admite materiales perecederos, se presta para discusión en el caso de una planta viva.
Sobre todo, prima el hecho de que los Jurados de Selección y de Premiación, así como la aprobación oficial, concluyeron un proceso unánime, continuo, acogido, homologado, definido, proclamado. Todavía esperan una decisión irrevocable, y que se ponga el punto final a un conflicto insólito.
¿Y el Premio del Público? Nos parece que ahora no se le ha prestado la misma atención que en ediciones anteriores.
Coda
Dejamos para próximos artículos, análisis y comentarios sobre una valoración general, la museografía, las obras seleccionadas y premiadas. En fin, nuestro texto de hoy versa necesariamente sobre temáticas particulares.