Si la bomba es fácil de hacer, ¿por qué no la tienen más naciones?

Si la bomba es fácil de hacer, ¿por qué no la tienen más naciones?

NUEVA YORK. Libia ha prometido desmantelar su programa de armas atómicas. Esa es obviamente una buena noticia, además de ser un triunfo para la política exterior agresiva de George W. Bush. Pero ¿a qué exactamente está renunciando el coronel Muamar Kadafi?

«Libia no estaba en posición de obtener acceso a armas nucleares en el futuro previsible», dice una declaración de la Federación de Científicos Estadounidenses, un grupo independiente que rastrea asuntos de control de armas. Después de visitar Libia la semana pasada, el director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Mohamed ElBaradei, declaró al programa del país es «una etapa muy temprana». Libia quizá esté cancelando su programa nuclear porque de cualquier manera no estaba funcionando.

Esto apunta a una realidad importante sobre las armas nucleares: Son extremadamente difíciles de producir. Las afirmaciones de que los planos para una bomba pueden ser descargados de Internet, o que el material fisible es fácilmente obtenido en el mercado negro y conjuntado en un arma, parecen poco más que parloteo de programas radiales escandalosos. Naciones como Libia que han hecho determinados intentos por obtener municiones atómicas ni siquiera se han acercado a lograrlo.

Saddam Hussein, mientras era líder de Irak, gastó miles de millones de dólares y pasó muchos años persiguiendo las armas nucleares, sin éxito. Ahora parece que su programa nuclear fue puesto en el limbo en algún momento durante los años 90, quizá por la razón pragmática de que no estaba funcionando. Pakistán, que podría haber desempeñado un papel en otros varios esfuerzos para producir bombas en el mundo en desarrollo, tuvo a cientos de ingenieros trabajando durante décadas para crear su dispositivo atómico. Corea del Norte dedicó un alto porcentaje de recursos nacionales a décadas de investigación antes de, probablemente, adquirir una bomba atómica. El programa nuclear de Irán, que data de la época del difunto shá, ha estado trabajando en un arma durante un cuarto de siglo.

En el caso de Libia, a partir de los años 70 el gobierno buscó asistencia de varios tipos de Pakistán, China y la ex Unión Soviética. Técnicos soviéticos ayudaron a Libia a construir un pequeño reactor de investigación en un lugar llamado Tajura. El régimen de Kadafi posteriormente intentó, infructuosamente, comprar un gran reactos de generación de energía a una compañía belga, posiblemente con la esperanza de que pudiera ser readaptado para la producción de material destinado a armas.

La semana pasada The Wall Street Journal informó que fuerzas estadounidenses confiscaron recientemente un barco cargado de equipo centrífugo destinado a Libia. La confiscación podría haber sido un factor en la decisión de Kadafi de abandonar su búsqueda de armas nucleares; aunque funcionarios de Washington dijeron que antes de que el barco fuera confiscado, agentes de espionaje estadounidenses ya habían visitado Libia, a invitación de Kadafi, para inspeccionar los sitios que el país proponía clausurar.

Las bombas atómicas han resultado difíciles de producir para países como Libia por varias razones. El «enriquecimiento» del uranio o el plutonio en concentraciones de grado armamentista es una empresa fantásticamente compleja, que involucra a reactores que cuestan miles de millones de dólares o instalaciones de centrifugado que también son costosas y complicadas. La ingeniería y fabricación de bombas atómicas involucra cálculos extremadamente precisos, materiales exóticos y componentes especializados inusuales que incluso enormes programas gubernamentales que no repararon en costos en Estados Unidos y la Unión Soviética encontraron difíciles de manufacturar.

Los intentos por parte de naciones en desarrollo de producir un arma han sido lentos aun cuando se han concentrado en las bombas atómicas del tipo lanzado sobre Japón en 1945 en vez de la mucho más poderosa bomba termonuclear o de hidrógeno, que nunca ha sido usada, excepto en pruebas. (Producir una bomba de hidrógeno involucra cálculos aún más complejos, manufactura de precisión y sustancias raras, como el tritio isotopo de hidrógeno.)

En 1979, estalló una controversia nacional cuando la revista The Progressive publicó un artículo que describía los principios de ingeniería básicos de la bomba de hidrógeno. Comentaristas proclamaron que muchas naciones e incluso células terroristas individuales responderían construyendo bombas de hidrógeno.

Sin embargo, desde 1979, ninguna nación se ha unido al club de la bomba de hidrógeno. Después de décadas de trabajo, India y Pakistán hicieron estallar sólo bombas atómicas estilo las de 1945. (Hace seis años, India anunció que había realizado pruebas subterráneas de una bomba termonuclear, pero analistas del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore concluyeron que sólo la parte atómica estilo 1945 del dispositivo realmente detonó.)

Tanto el programa israelí como el ahora desintegrado programa armamentista sudafricano buscaron bombas atómicas, no de hidrógeno. Los desafíos de ingeniería, construcción y manufactura de la bomba de hidrógeno son tan grandes que incluso Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China y la Unión Soviética tuvieron grandes dificultades para fabricarla.

Corea del Norte parece ahora haber tenido éxito en producir varios dispositivos atómicos de la variedad de 1945. El país aceptó la semana pasada permitir que una delegación estadounidense no oficial visite el complejo de armas nucleares, en Yongbyon, de manera que quizá pronto se conozca el progreso de Corea del Norte.

Las armas atómicas del tipo de 1945 son bastante horribles, de manera que la amenaza internacional representada por las armas norcoreanas podría resultar superar cualquier amenaza planteada por el Irak de Saddam. Pero a Corea del Norte le tomó décadas adquirir una amenaza atómica, incluso bajo circunstancias de total fijación nacional en el desarrollo de armas, y total desprecio del gobierno por las necesidades de sus ciudadanos.

El programa nuclear de Irán sigue volviéndose más perturbador. La nación posee un gran reactos de diseño ruso llamado Bushehrthat que se espera se vuelva operacional en unos dos años.

«Doce o 15 meses después de que el reactor entre en operación, contendrá plutonio de grado casi armamentista para aproximadamente 60 bombas», advirtió recientemente el Centro de Educación para la Política de la No Proliferación, un grupo no partidista en Washington.

Después de que nuevos informes afirmaron en 2003 que Irán tenía instalaciones nucleares en un lugar llamado Kolahdouz, inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica visitaron el sitio y no encontraron nada preocupante. Pero el año pasado, inspectores encontraron rastros de uranio altamente enriquecido en dos sitios nucleares iraníes, incluido una instalación de enriquecimiento «piloto» en Natanz.

Se sabe que Irán está trabajando en dos centrifugadoras y lásers para enriquecer uranio, y ha sido evasivo con la agencia internacional sobre su importación y manufactura de algunos subproductos de uranio relacionados con la fabricación de bombas. Parece haber una fuerte perspectiva de que Irán eventualmente tendrá una bomba, pero lograda sólo después de vastas inversiones de dinero, tiempo y habilidades tecnológicas.

Otros peligros de proliferación nuclear continúan creciendo alrededor del mundo. Siria ha tratado de comprar reactores a China y Argentina; actualmente, Rusia está ayudando a Siria a construir un pequeño reactor que oficialmente es para propósitos de «investigación».

Argelia tiene un pequeño reactor en un lugar llamado El Salam, y afirma que su propósito es producir isótopos para investigación médica. Pero el reactor «médico» está rodeado por misiles antiaéreos, y la Federación de Científicos Estadounidenses dijo en un estudio que el sitio de El Salam «tiene capacidad teórica para producir de tres a cinco kilogramos de plutonio al año, aproximadamente equivalente a un arma nuclear».

Sigue siendo posible que algún gobierno u organización terrorista pudiera ensamblar un dispositivo atómico rudimentario que explotara con mucho menos poder que la bomba de Hiroshima, pero con más fuerza que cualquier munición convencional. Y las «bombas sucias» material radioactivo dispersado por explosivos convencionales podrían ser armas efectivas del terrorismo. Meramente la palabra «radiación» pudiera desatar el pánico en una gran ciudad, sin importar si una bomba sucia realmente dispersara suficiente radiación para representar un peligro general.

Por el momento, la decisión de Libia de abandonar su infructuoso programa atómico sirve como recordatorio de que el arma final, afortunadamente, no es fácil de producir. Numerosos gobiernos han invertido miles de millones de dólares y años de esfuerzo en tratar de construir ojivas atómicas, y no han tenido éxito.

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