Si Leonel y el PRSC hicieran como Balaguer…

Si Leonel y el PRSC hicieran como Balaguer…

El líder del PLD, y la dirigencia reformista, debería emular el modelo de concertación  propiciado por Balaguer que lo llevó a la Presidencia de la República en 1996, en lugar de alentar la concurrencia de ambas fuerzas en una misma boleta.

Eso sería lo conveniente para la nación, su democracia y el sistema de partidos. Y para el mismo Presidente Fernández quien por su empatía con la dirigencia del PRSC, dispondría de dos fuerzas girando a su alrededor; sin someterse a  presiones que generan pugnas por candidaturas, en y entre ambos partidos, que ya se escenifican.

Para los reformistas, concurrir en boleta única frustraría la recuperación esperada al regresar  los que se fueron, si los que se quedaron salen al frustrarse sus expectativas.

Conviene recordar que para las elecciones del 1996,  Balaguer se limitó a emitir señales de simpatías al candidato del PLD durante la primera vuelta y concurrió en una misma boleta compelido por mandatos legales, en la segunda.

Parte de estas señales fueron el no asistir al lanzamiento del candidato reformista; recibir  en el Palacio Nacional, al día siguiente, al candidato del PLD; exhortar en el mitin reformista de cierre de campaña a votar colorado, en lugar de “colorao”, como solía decir, lo cual fue interpretado como morado; no votar el día de las elecciones cuando siempre acudía y exhortaba a concurrir temprano a las urnas.

Estas señales dieron origen a vasos comunicantes de votos y recursos hacia la candidatura de Fernández  con los que conquistó el derecho a participar en segunda vuelta.

De esta manera Balaguer alentó al candidato del PLD manteniendo la participación del PRSC; ofertándole al electorado todas las corrientes políticas y poniendo en sus manos la determinación de votar por el gobierno o por una oposición bien vista.

Nada de esto se logra con el modelo de alianza que está en agenda, conducente, en lugar de fortalecer el pluralismo con la presencia reformista socialcristiana, al engullimiento del PRSC por el PLD.

Y a dejar la democracia en manos de dos partidos formados por el mismo líder y con ideologías similares en cuanto a sus concepciones y  políticas estatizantes reflejadas en excesivos gastos, impuestos y endeudamientos.

De actuar como Balaguer hizo en 1996 en provecho del PLD, la alianza debería ser para concurrir separados inicialmente, aún cuando acuerden vasos comunicantes  para garantizar sus triunfos.

De lo contrario el reformismo pasaría a ser visto como de gobierno sin serlo, dejándole al PRD la monopolización del fervor opositor derivado de la  crítica y delicada situación nacional.

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