Si los dominicanos no pueden…

Si los dominicanos no pueden…

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
¡Que gobiernen los extranjeros! Parodiando el popular merengue que popularizara una conocida merenguera hace ya unos cuantos años, parecería que por la incapacidad de los políticos para entenderse, dejar de lado las ambiciones y gobernar por el bien común, está obligando a los embajadores y las organizaciones extranjeras, y sus ONGS criollas de comparsa, a trazarle pautas de conducta, de castigo y de desarrollo a las autoridades locales para evitar que el país caiga en un caos, fruto de la ceguera que domina a quienes han sido llevados a los cargos, ya sea por el voto de gentes engañadas, o por nombramientos complacientes.

La preocupación de los extranjeros, y sus firmas criollas de apoyo, está incursionando en todos los campos. Ya no es raro ver a un embajador exigiendo que se castigue a los corruptos, o ir al Palacio, o al Congreso a trazarle pautas a los funcionarios de lo que debe hacerse. Por igual, otras organizaciones como el FMI, el BID, el AID o el Banco Mundial le entregan a los funcionarios documentos con lo que debe hacerse, hasta para reparar una carretera o cuidar la frontera.

Lamentablemente los dominicanos nos hemos buscado ese descrédito, ya que sus políticos no ocultan sus ambiciones por alcanzar fortunas a base de la corrupción, o de recibir comisiones por los cargos que ocupan. De ahí que de buenas a primeras hay miles de aspirantes a los cargos electivos para las elecciones del 2006. Por igual, en el incremento del trasiego de drogas, no se puede ocultar que empresarios con empresas en zonas de exportación importantes, han caído en la debilidad del dinero rápido para servir de pantalla a millonarios envíos de drogas a los Estados Unidos.

Se ha acentuado el descrédito a la burocracia, como lo revelan encuestas recientes, que existe la percepción de una corrupción generalizada del 79% y se agrava cuando los extranjeros acuden en socorro para establecer lo que debe hacerse. Se ha visto de como los políticos utilizan sus cargos (gubernamentales, congresionales, municipales y autónomos) para exigir prebendas en forma de cuantiosas sumas de dinero como única vía de aprobarle leyes, reformas fiscales, presupuestos, otorgar contratos, etc. Y eso ocurre frente a las amenazas del gobierno de castigar a quienes no obtemperen a su designios de más impuestos.

Incluso hay nuevos acuerdos, como el de la compra de petróleo a Venezuela, que tienen encadenadas ciertas obligaciones de índole política, que si bien no se ha revelado, pero por lo que ocurre con otros países dependientes del petróleo venezolano para su existencia, es pretender una sumisión a un gobierno y su presidente que no puede considerarse como el más ponderado y juicioso en sus relaciones internacionales.

O sea que los políticos, sin ponerle atención a las relaciones con Haití, sin hacerle frente a la falta de condiciones para mejorar la enseñanza, en ayudar con firmeza a la situación de la salud en el sector público, etc., prefieren dedicarse a sus juegos políticos. A este le dedican todas sus marrullerías, pasiones y ambiciones, reafirmándose esa conducta de como las convenciones del PRD, para elegir sus candidatos a los cargos electivos del 2006, estuvieron acabando a balazos, ya que el disfrute de los afortunados actuales, invitan a otros a buscar desplazarlos, o sino, reelegirse sin darle oportunidad a otros mejor aposicionados en las encuestas internas, que llevó a cabo la dirección de ese malogrado partido, el cual hasta acepta la postulación de algunos de sus miembros condenados por la justicia.

El panorama institucional dominicano es oscuro. Eso mueve a preocupación a los organismos internacionales que no tienen vergüenza en intervenir en los asuntos internos. Ellos consideran esa es la única forma de salvar algo de lo que queda de un país, que ha tenido la capacidad de reconstruirse, pese a los latrocinios cometidos por sus políticos en los primeros 4 años del siglo XXI, dejándolo al borde la quiebra, y sin embargo, con mucha decisión de las actuales autoridades, organización y disciplina se redujo la inflación, se han alcanzado cifras increíbles de crecimiento y la prima del dólar experimentó un descenso notable del nivel que existía en el verano del 2004.

La vergüenza arropa a la Nación cuando los dominicanos no pueden gobernar; es necesario que acudan los organismos internacionales más disímiles, desde el embajador norteamericano hasta técnicos de cuarta categoría del FMI, del Banco Mundial o del AID, para establecerle las directrices de lo que debe hacerse. De esa manera no sería raro, de lo que todos tememos, es que hasta Haití, después que elijan su presidente, podría exigir otra forma de trato para con sus inmigrantes ilegales, que ocupan en oleadas el territorio oriental de la isla de Quisqueya.

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