Si no se hubieran puesto en valor

Si no se hubieran puesto en valor

POR  DOMINGO ABRÉU COLLADO
Si las cuevas de Las Maravillas y del Pomier no se hubieran liberado de la mugre interior que las cubría, y de la mugre mental que las mantenía en el olvido, probablemente estarían en el estado más calamitoso que pudiera concebirse.

El avance de la minería de calizas en El Pomier hubiera terminado por reventar las cuevas que hoy se conservan, si no hubiéramos intervenido como lo hicimos desde 1986 hasta 1993, cuando finalmente se declaró su protección. Pero para dar más fehacientemente las pruebas de la posibilidad de su rescate debimos iniciar un proceso de recuperación que comenzó con su limpieza interior, eliminando la mugre acumulada por 144 años de visitación incontrolada y la explotación de murcielaguina de su interior.

Naturalmente, eso molestó a mucha gente que hoy sigue molesta. Pero le dio esperanzas a muchas más que hoy forman una legión de defensores en el mismo Pomier.

Cueva de las Maravillas fue el otro caso. Luego de 51 años de explotación de murcielaguina, del olvido de su importancia cultural, de acumulación de desechos sólidos, de grafitis y de visitación incontrolada, esta cueva “saltó” a convertirse en el monumento de visitación natural y cultural mejor habilitado de América Latina y el Caribe.

Naturalmente, esto también molestó a mucha gente que hoy sigue molesta. Pero le ha dado esperanzas al pueblo dominicano de que sí tenemos posibilidades de proteger adecuadamente nuestros recursos naturales y culturales cuando existe una verdadera vocación por proteger, valorar, realzar su importancia, y con ello obtener beneficios económicos para las comunidades locales y para el país.

Poner en valor determinados lugares de importancia natural y cultural es la única forma de salvarlos de la destrucción total. Si las Cuevas del Pomier hubieran estado bajo un plan de puesta en valor, por lo menos desde 1976, cuando el profesor Dato Pagán publicó su libro sobre Las Cuevas de Borbón, no hubiéramos perdido seis de esas cuevas y parte del arte rupestre de otras que todavía se mantienen.

Pero además, no tuviéramos hoy la amenaza constante de los mineros de calizas que insisten en marchar contra las cuevas, respaldados ahora por aquellos que se hacen de la vista gorda en relación con la presión y destrucción ejercida por los mineros, llamando la atención sobre los supuestos daños en el interior de una de las cuevas, la única que ha sido puesta en valor y que con ello se salva definitivamente, aparte de garantizar la integridad del arte rupestre que guarda en su interior.

La puesta en valor de estas cuevas les ha salvado. Pero además las ha convertido en un recurso económico cuyos beneficios resultan incalculables, pues ya nunca se van a detener en su producción, sino que por el contrario, la diversificación de su manejo las hará cada día más productivas. Y eso mata de dolor a unas pocas personas. ¡Pues que bien muertas se queden!

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