Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Juan 15: 4.
Año nuevo, metas nuevas, sueños nuevos, planes nuevos; todo nuevo. Siempre los inicios nos dan el deseo de hacer las cosas diferentes. Tenemos grandes expectativas y sentimos que podemos hacer lo que no hicimos o que vamos a tener lo que no pudimos obtener, que saldremos de todo lo que nos trae carga y preocupación.
Cada nuevo año significa un nuevo comienzo; creemos que todo va a cambiar, que todo será diferente y que nuestras vidas tomarán otro camino muy diferente al pasado. Nos proponemos perdonar, reconciliarnos, olvidar, arreglar cosas, buscar soluciones y empezar desde cero. Todo esto es necesario porque es cuando verdaderamente nos damos cuenta que hay que cambiar, que tenemos la oportunidad de mejorar y que no todo está perdido.
Este inicio de año nos brinda una buena oportunidad para determinar, decidir y creer que, si permanecemos en el Señor, Él estará con nosotros y nos ayudará en todas nuestras necesidades. Pero la diferencia no la hace el año sino nuestra comunión con Él. Fortalezcamos nuestra intimidad porque separados de Él nada podemos hacer.