Sí, pero no

Sí, pero no

Si se dice, como se ha dicho,  que los acuerdos políticos de los últimos tiempos han sido suscritos por y para la reforma, tendremos Constitución muy pronto. Sería esta la lógica consecuencia de unos entendidos que  han terminado arrancando toda la centralidad decisiva a la Asamblea Revisora. 

En el primer pacto (Fernández-Vargas Maldonado) los firmantes se cuidaron de redactar un escrito de compromiso articulado en siete aspectos. En el segundo (Fernández-PRSC),  hasta ahora nada escrito ha sido dado a conocer. Es por ello que parece un entendido difuso; puede cubrir tantas cosas como los cargos electivos para los comicios del 2010.

Ya en los tiempos finales de Balaguer había comenzado la centrífuga. En el  gobierno de Mejía,  la “casa” andaba ya en esos menesteres y por eso malograron a Peynado. Después unos “disidentes”  se encontraron con Fernández cuando buscaba volver en el 2004 y de ahí “engancharon” con el gobierno. Los remanentes  se tornaron rosados al aliarse con el PRD para luego volver sobre sus pasos. Veleidades propias de “hustler”.  Lo cierto es que la “reunificación” tiene patrocinador con interés propio. El oportunismo ha satelizado lo que aún queda de partido.

A tres semanas de la rúbrica del concierto constitucional con Vargas,  la Asamblea ha aprobado dos puntos (nacionalidad y simultaneidad de las elecciones) y rechazado el de los “legisladores de la diáspora”.

Es curioso,  pero el rechazo fue planteado nada menos que por el  presidente de los Diputados, quien había participado en el antes y el durante del pacto del 14 de mayo. En esa negativa confluyeron todos los bloques de la Asamblea, lo que sugiere  que había desde el inicio una posición negativa definida. Si hubo compromiso al más alto nivel político,  ¿cómo es posible que se procediera de esa manera? ¿Fue un motín a bordo?

Todo indica que se escribieron cosas y por lo bajo se convino otras. Nadie, ninguno de los suscribientes y allegados, reaccionó frente a esta desaprobación. Fue un sí, pero no.  ¿Qué otros asuntos hay en el acuerdo similares a estos? Lo cierto es que los firmantes salieron del “paquete” sin pecado, cumpliendo su promesa demagógica, pero endosando la culpa al  colectivo indiferenciado  de la Asamblea.

Y que conste, fue un buen rechazo a una mala propuesta. La creación de una circunscripción exterior es un dislate que no se sostiene en la teoría de la representación. Italia y Portugal son los dos únicos casos existentes. En Portugal puede explicarse por su pasado colonial, pero en Italia -una república parlamentaria muy fragmentada- fue una  reforma estrambótica auspiciada por una clase política mediocre y criticada por los cerebros mejor amueblados de Italia incluyendo al malgenioso pero brillante Sartori, y los politólogos y constitucionalistas destacados que no son pocos. 

¿Cómo es posible, sin población censada por el Estado dominicano, sin circunscripciones territoriales definidas para aplicar las claves de representatividad,  que  se pretenda asignar diputaciones y senadurías? ¿Van a ser representantes por mandato imperativo de intereses particulares de radicados, por decisión propia, en otra realidad distante del país? De gente, además,  con un horizonte de futuro particular ajeno al nacional, en otros estados y otros gobiernos que son los que resuelven in situ y que si algo requieren del país de origen se puede resolver por otros medios y canales, sin la necesidad de zánganos políticos.  

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