Estoy plena y conscientemente convencido de que podemos tener un país mejor… y un mejor país.

Los estadios de sosiego ciudadano lo podremos lograr cuando comencemos a atacar las “lacras” que diezman la capacidad de avance social y económico de la nación.

Alcanzaremos el punto de partida hacia una sociedad más organizada, el día que de manera decidida y responsable apliquemos las leyes que penalizan el robo de los bienes públicos.

La erradicación de la corrupción y la deslealtad política será una realidad aquí cuando los gobiernos se liberen de las presiones generadas por el clientelismo y “los favores” de campaña.

Los dominicanos habremos de reencontrarnos con la paz el día en que el ciudadano pueda transitar libre y voluntariamente por las calles, sin temor alguno de que un “ratero” le quitará la vida por una tontería.

Seremos una mejor nación desde el momento en que acordemos todos respetar los sagrados símbolos patrios y reconocer el sacrificio de aquellos que ofrendaron sus vidas por la libertad.

Alcanzaremos la felicidad el día en que las instituciones asuman el pleno control de las fronteras, evitando así que extranjeros indeseables utilicen el territorio para la comisión de condenables delitos.

Me cuento, repito, entre los que creen a fe ciega en el desarrollo de la República.

Pero hay que trabajar esos estadios de bienestar con mensajes creíbles, con hechos concretos.

Si otros se lo han impuesto como ineludible compromiso patriótico ¿por qué aquí no lo hacemos?