Si son vistos como hazañas…

<p>Si son vistos como hazañas…</p>

MARTHA PÉREZ
El ser humano, como ente vital no perfecto, se desarrolla en un ambiente (medio natural físico y abstracto) rodeado de oportunidades, facilidades y dificultades, que sería lo mismo decir, de debilidades y fortalezas. Por lo general, cuando ese desarrollo se produce sin menores dificultades, se habla de buena suerte; lo contrario es mala suerte o problema.

Los problemas asumen, conforme a las circunstancias y situaciones que envuelven, las características de sus objetos centrales (crisis económica, financiera, política, social, familiar, de pareja, violencia de todo tipo, etc.); e igualmente asumen las características de los actores o protagonistas principales (mujer, hombre, familia, policía o militar, funcionario/a gubernamental, dirigente político, “gente común”, figura eclesial, etc.). Situaciones con estas características y sus actores, que se constituyen en un problema de la naturaleza de los objetos centrales, muchas veces son vistas y tratadas como acontecimiento sensacionales que atraen la atención de cierto público e inmediatamente, sin

ver más allá de una “noticia”, un hecho “equis” es contado de boca en boca como una hazaña de los protagonistas y/o del sector social al que pertenecen.

En la República Dominicana suceden acontecimientos con esas características que pasan a ser contados, a veces con adornos, como si fueran hazañas de grandes héroes. El jueves 21 de diciembre pasado, mientras me desplazaba hacia el lugar de trabajo, escuchaba una emisora local que difundía una noticia escalofriante que leí el día anterior en este periódico, sobre la dama que supuestamente asesinó a un coronel de la policía, le cortó el pene y lo colocó en la boca de la víctima. ¡Como de película!, verdad?. En la época de juventud de mi madre (77 años), no se escuchaba ni ocurría cosa igual. ¿A qué se debe? Cabe preguntarse. Y la respuesta, a mi modo de ver, tiene necesariamente que ser ofrecida por psicólogos clínicos, sociólogos, terapeutas sexuales, politólogos, psiquiatras, teólogos, además de expertos en desarrollo humano. ¿Cómo puede cambiar la conducta humana, de momento, para convertir, mediante una acción voraz, el concepto de la vida, del afecto y el amor en odio sangriento? ¡Horrible el sólo pensarlo!.

Ese hecho, amén de causas justificables que pudieran existir por parte de la victimaria, tal vez una mujer sometida al maltrato sistemático, y por demás desamparada, resulta impropio y preocupante; y merece buscarle una asidero en el contexto científico-profesional, que sea necesario, para tratar de encontrar una explicación, y sobre todo, para contrarrestar el efecto multiplicador que pudiera anidarse en nuestra sociedad, frágil y débil por la inversión de los valores ético-morales. Debe haber una razón muy poderosa que surtía un efecto devastador en el interior de esa mujer que la condujera a tal acción. Esas razones “ocultas” que van matando internamente, de manera silenciosa, transforman a las personas otorgándoles una pseudos identidad, muchas veces difícil de notar y que ellas mismas procuran, en vano, desempoderarse de ésta.

Otros seres humanos, desgraciadamente, siguen sin poder definir una personalidad e identidad interior que les permita manifestarse a su exterior, asumiendo las normas sociales de comportamiento y las conductuales de la naturaleza humana. Son los que se dejan absolver por influencias locales y externas que llegan a su entorno, que van cambiando sus modus vivendus, llevándoles a dejar de parecerse a sí mismos y a sus iguales; y hasta miembros cercanos de su propia familia los desconocen. Por eso, es fácil para algunos calificar a otros de sus iguales con los motes de brutos, bestias, corruptos, ineptos, salvajes, asesinos, insensibles e indolentes, etc, creciendo dentro de unos o de otros, tal vez inconscientemente, ese pequeño monstruo que todos llevamos dentro, que es el que externaliza la envidia, el odio, la desigualdad, la maldad, la ira y la insensibilidad.

Por eso es necesario que ante situaciones con similares características que las descritas, y hechos concretos que está viviendo la sociedad dominicana, se comiencen a ver como verdaderos problemas para poder revertirlos, pues, si se ven y se cuentan como hazañas…Jamás podrán tener solución como problemas.

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