Si te hace feliz, dale para allá: valdrá la pena

Si te hace feliz, dale para allá: valdrá la pena

Marien Aristy Capitán

Cada cual tiene su ritual para comenzar un nuevo año. Algunos, pletóricos de optimismo, se enfrascan en hacer interminables listas de propósitos que generalmente quedarán automáticamente tachados en cuanto entre diciembre: ¿por qué siempre nos quedamos escasos de días para cumplir todas nuestras metas?

Como los pendientes me ofuscan, hace un tiempo me propuse como única meta resolver ese problema de los propósitos inconclusos. Tras buscarle la vuelta de mil maneras, la conclusión fue la misma: ¡tenía que olvidarme de los objetivos y vivir!

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Aunque es importante tener un plan de vida y saber hacia dónde queremos ir, llega un momento en el que necesitamos dejar de ponernos una camisa de fuerza para llegar hasta ahí: las cosas funcionan mejor cuando se dan de una manera natural, sin obligarnos a cumplir imposibles.

La rutina del día a día suele ser compleja. No necesitamos angustiarnos todavía más. Vayamos más ligeros, intentemos vivir con más alegría y descarguémonos de lo innecesario. Nunca nos obliguemos a hacer lo que otros quieran/esperan ni vayamos donde no queramos porque eso será, al final, tiempo desperdiciado.

Este año seamos lo que queramos ser. No importa qué: si te hace feliz dale para allá que valdrá la pena. ¡Feliz 2025!

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