Si te he visto no me acuerdo

Si te he visto no me acuerdo

LEO BEATO
«Pensábamos que iba a ser el 17 de julio en un túnel de San Francisco, California, pero fue en Minneapolis». Así nos dijo Henry S. después que el puente sobre el río Mississippi se desplomara en Minnesota. «Se pensaba que iba a morir más gente pero sólo perecieron siete personas y más de sesenta heridos. Las cadenas de televisión se paralizaron concentrándose en esta otra tragedia como en otras múltiples ocasiones y eso es lo importante».

El asunto era distraer a la opinión pública de lo que en realidad está sucediendo en Washington con el tranque constitucional entre el Congreso y el presidente Bush. El último capítulo es la renuncia de Kart Rove, su asistente político, conocido como «el mago de Oz». El presidente se apersonó de repente, también como en otras múltiples ocasiones, en el lugar de los hechos, abrazando a los familiares y dando el pésame profusamente tal como había hecho después del 9/11 en New York, en New Orleáns y en Mississippi (Katrina) y en Virginia Tech. Otra crónica más de otras muertes anunciadas. La otra realidad, la de Irak y la de Afganistán con su casi dos millones de muertos y el doble de personas que han quedado esquizofrénicas como consecuencia de esas dos ocupaciones, ha pasado a un segundo plano. La «profecía» (el gut feeling o el sentimiento en las tripas) de Michael Chetoff, el secretario de la Seguridad Nacional, de que algo terrible iba a suceder este verano parece haberse hecho realidad. Ahora éste ha enfilado sus cañones contra los indocumentados, sin tener nada que ver una cosa con la otra, pues…¿qué tienen éstos que ver con el terrorismo de Estado?. El asunto es convertir a los EE.UU. en un virtual estado de sitio donde las fábricas y los aeropuertos parecen cuarteles de la Gestapo. En otras palabras, que el estado de terrorismo continuo y continuado sigue su agitado curso. ¿Qué tiene que ver el Secretario de Comercio con los indocumentados apareciendo ante las cámaras junto a Michael Chetoff para alarmar más a la ciudadanía? ¿Se necesitan estas crisis constantes y estas ilógicas apariciones de funcionarios tratando de conectar lo inconectable como los inmigrantes y el terrorismo? ¿Y qué decir de la misteriosa explosión de la mina en Utah?

Ahora fijémonos en las siguientes coincidencias: el área donde ocurrió la tragedia del puente en Minneapolis es donde vive la mayor población musulmana del estado de Minnesota. Es también el área donde se encuentra la Universidad de Augsburg, famosa por su laboratorio de investigaciones acústicas de baja frecuencia a manos de militares estadounidenses. Leamos esta información que nos llega del Instituto Solar de Irkutsk, Rusia: «Exactamente a la hora en que el puente se derrumbó en Minneapolis se detectó una masiva ultra frecuencia baja en la latitud de 450 grados norte, longitud 93.15 grados, oeste». Esa es la posición exacta donde se encontraba el puente de casi 2,000 pies de largo. De acuerdo con el Star Tribune «decenas de vehículos cayeron con el puente dejando a cientos de personas traumatizadas, de las cuales veinte aún se encuentran desaparecidas». Inmediatamente después de la tragedia el alcalde de la ciudad negó públicamente que se tratara de un atentado terrorista lo cual da pábulo a pensar todo lo contrario. «Too early too soon» (muy temprano muy pronto) que en el argot de los servicios de inteligencia se interpreta como «muy improbable», pues de acuerdo con el Centro Solar de Irksutsk el derrumbe del puente se debió a un arma sofisticada de detonación acústica de muy baja frecuencia (ULFW, por sus siglas en inglés). Este tipo de frecuencias como armamento solamente son manipuladas por las fuerzas armadas de países muy desarrolados, como Rusia y los EE.UU. Esto explica el fenómeno que el puente sucumbiera hacia un lado y el pavimento se derrumbara del lado contrario. Fue como si se tratara del mar Rojo en Egipto en tiempos bíblicos. Ahora leamos de nuevo las palabras del mencionado Henry S., un personaje identificado con este tipo de operativos: «El objetivo era mucho más extenso pero algo falló y no se obtuvo el cometido deseado, aunque sirvió como un experimento de ULFW (Onda de Ultra Baja Frecuencia) y sirvió para desviar la atención por varios días». Esto podríamos traducirlo de esta otra manera: «Lo que se pretendía era el de acusar del siniestro a algunos musulmanes de origen iraní que merodeaban el área y sincronísticamente conectarlo con el subsiguiente discurso del presidente Bush repitiendo una vez más la amenaza nuclear que representa ese país. Esto hubiera servido también como pretexto para incrementar las medidas militares contra Irán». «El objetivo final», dice Henry S., es el de «justificar un ataque contra ese país antes de que termine el año». Y añadió el informante: «Si coincidimos de nuevo tu y yo en alguna parte otra vez, sea en New York o en Washington, actuaré siguiendo la táctica de Julio César antes de cruzar el Rubicón: si te he visto no me acuerdo». Y dicho y hecho, pues cuando nos encontramos de nuevo en Miami hace una semana ni me dirigió la mirada.

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