Aunque durante 35 años fue una servidora invisible para la sociedad, en poco tiempo Lidia Dinorah Gómez Morel fue conocida por miles de personas cuando la vieron en un video en la explanada del Palacio de la Policía arrodillada dando gracias al Creador.
Este acto, el cual dejó atónico a más de uno, –principalmente a sus familiares– fue la manera que encontró para agradecer ser pensionada luego de más de tres décadas al servicio de esta institución.
Dinorah –como todos la llaman– cuenta que se alistó en la Policía a los 18 años de edad. Fue la única de sus hermanos (son cuatro) que siguió los pasos de su padre, a quien desde muy pequeña vio vistiendo un traje militar, ya que pertenecía a la Fuerza Aérea Dominicana.
Sobre los motivos que la llevaron a alistarse en una carrera deseada por pocas mujeres de su época, cuenta que su inspiración principal fue siempre su padre y el respeto que inspiraban las personas uniformada, además del deseo de servir a su país.
Esta oficial pertenece a la cuarta promoción de mujeres policías, y recientemente fue pensionada con el rango de Mayor de la Policía.
Una promesa cumplida. Esta madre de cinco hijos y ya abuela (tiene dos nietos) le había prometido a Dios que el día que fuera pensionada se lo agradecería de rodillas, por lo que ese día (el último que utilizaría su uniforme) aprovechó la cámara de un aficionado para dar gracias por la oportunidad y por haber salido por la puerta grande con un expediente completamente limpio.
“Cuando yo iba a ingresar a la Policía, mi papá me dijo que saliera como salió él, y yo se lo prometí. Yo soy muy creyente en Dios y le pedí que me ayudará a cumplir mi promesa”.
Madre incansable. Su sacrificado trabajo no fue motivo para descuidar su familia.
Disciplina y rectitud fueron los pilares en los cuales basó la crianza de sus hijos. Esta mujer policía hoy exhibe con orgullo las fotos de sus cinco hijos encaminados en el camino del saber. El mayor es ingeniero y los demás se están forjando un futuro en diversas universidades del país.
Describe su faceta de abuela como increíble, ya que está disfrutando con sus nietos el tiempo que no pudo darle a sus hijos debido a su demandante trabajo.
“Ahora me voy a dedicar más tiempo para mí; cuando se es policía no se tiene horario. Nosotros trabajamos 24 horas, porque incluso cuando no se está en servicio, si hay alguna eventualidad se debe proceder. Siempre tenemos las botas puestas”, comenta emocionada, asegurando que siente que nació siendo policía, de ahí su pasión por su trabajo.