Si en aquel momento en el que mediante declaraciones de prensa, incluyó mi nombre entre un grupo de personas que supuestamente ejecutarían acciones entorpecedoras del proceso electoral, usted hubiese sabido que no conozco ni he conversado jamás con los señores que menciona, a excepción del doctor Luis Felipe Rosa, tal vez no hubiera incurrido en tal desacierto.
Si alguien le hubiese recordado que nunca he participado en actividades oscuras ni contrarias a la ley, sé que se hubiera abstenido de proferir semejantes inexactitudes. Y tengo la confianza de que de haber estado enterado de la falsedad de las informaciones que le sirvieron, su conducta hubiera sido distinta, porque, contrario a la opinión del común de la gente, yo sigo creyendo que usted es un hombre íntegro y bien intencionado, aunque traicionado por su temperamento. Ahora que usted se ha propuesto como aspirante a la candidatura presidencial de su partido, creo que es momento de que piense en la posibilidad de aprender a rectificar algunas conductas.
Por ejemplo, controlar las emociones y no repetir todo lo que le digan o se le ocurra sin tener prueba alguna; porque aunque muchos no lo admitan, independientemente de sus posibilidades reales, yo estoy convencido de que usted tiene ganado un espacio legítimo en la política dominicana, lo cual sin embargo, es bueno recordárselo, no lo autoriza a publicar falsas especies contra personas que, como yo, han tratado por todos los medios de preservar su integridad moral, a pesar de lo difícil que los dirigentes del país han hecho esta tarea.
Si usted persistiera en este tipo de conducta, de los dos que de manera confesa creemos en sus posibilidades presidenciales, sólo quedaré yo, pues como le digo, si no rectifica estaré convencido de que tampoco usted creerá en tales posibilidades.