No hay duda: el sol es la estrella del verano. Unos lo adoran y otros huyen de él, aunque la mayoría se sitúa en el término medio. Pero lo que olvidamos a menudo es que nadie es igual bajo el sol. Cada persona requiere sus propias dosis y conocerlas es vital para salvar la piel y la salud.
Protector solar. En la correcta aplicación del protector radica la eficacia. Póntelo en casa, con la piel bien seca y cómo mínimo 30 minutos antes de exponerte al sol.
No escatimes. La cantidad recomendada es de 2 mg por centímetro cuadrado de piel.
Lo recomendable es que se repita la aplicación cada dos horas, después de meterte en el agua o de practicar ejercicio o si has sudado mucho.
Los resistentes al agua protegen algo más de 40 minutos dentro del agua y los a prueba de agua, durante unos 80 minutos.

La vestimenta. Pero incluso más importante que el protector solar es llevar a la playa o al campo la indumentaria adecuada.
Ponte gorra o sombrero, camiseta de algodón de manga larga y pantalones.
Otra forma de evitar el daño en la piel es utilizar un protector solar que lleve filtro anti-UVB y anti-UVA. Para elegirlo con el factor de protección solar adecuado, debes tener en cuenta, básicamente, el color de tu piel.