Si vamos a rebajar, rebajemos todo

Si vamos a rebajar, rebajemos todo

POR JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ ROJAS
Con frecuencia escuchamos…. «El gobierno tiene que rebajar la comida» y debemos admitir, que la ciudadanía, no sólo tiene la razón, sino que le asiste el derecho a que así sea, de lo contrario, tendremos un pueblo desnutrido propenso a contraer todo tipo de males. Ahora bien, hay que señalar, que si se toman medidas tendentes abaratar el costo de la canasta familiar, el sector afectado sería el primario de nuestra economía: el agropecuario.

No debemos soslayar, que si se rebaja únicamente los productos agropecuarios en pos de una mejor alimentación para la gran mayoría de la población que tiene una tercera parta el borde de los límites de la pobreza, se echaría sobre los hombros de más de un 38 por ciento de la población, una carga que no podría soportar este sector, ya que ellos a su vez son consumidores y como tales, les será imposible adquirirlos bienes, insumos y otros elementos necesarios que les permitan llevar una vida decorosa.

Los precios de los insumos agropecuarios (abonos, herbicidas, insecticidas, etc.) están por las nubes. El combustible (diesel) tiene precios nunca antes imaginados. Los productos veterinarios cuestan igual o más que los medicamentos destinados a los humanos. Las semillas y plántulas, además de escasas, muy caras. A decir verdad, lo único que desafortunadamente para el hombre del campo no se ha indexado es, la mano de obra.

En la recién pasada campaña electoral oímos a un candidato a la presidencia decir: «si soy favorecido por el voto popular, rebajaré los huevos a RD$2.00 la unidad, los espaguetis a… etc.». Chuscamente alguien comentó: «ese señor no tiene granja y si los quiere ver a ese precio, tendrá que ponerlos él mismo». Los políticos, grandes demagogos quieren congraciarse con la gran masa votante, sacrificando a los que verdaderamente necesitan de su protección por el alto riesgo que acarrea producir en una agricultura de subsistencia.

Los servicios públicos, están prácticamente colapsados. Si se necesita energía eléctrica para accionar cualquier equipo, es necesario comprar una planta o en el mejor de los casos, pasar la noche en vela, ya que ordinariamente el servicio es restablecido en la madrugada. En otros países, el diesel para fines agrícolas es subsidiado e inclusive tiene un color diferente para que no pueda ser utilizado para otros fines. Aquí, haga una interminable fila, o cómpreselo por trasmano con hasta un cincuenta por ciento por encima de su costo, sin contar que puede ser adulterado, ya que un adefesio denominado Digenor, no hace respetar las disposiciones legales y las pocas veces que ha detectado adulteraciones, no publica los nombres de los contraventores para no perjudicar su imagen en el mundillo comercial. ¡Qué ironía!

El costo del dinero es harina de otro costal. ¿Se puede producir pagando intereses desde un 26 a un 45 por ciento? Si se piensa rebajar los productos de primera necesidad, concomitantemente hay que reducir los intereses bancarios, entendiéndose el dinero como una mercancía de primera necesidad. Por supuesto, hay que hacer lo propio con la ropa de vestir y los calzados. El impuesto a los combustibles debe ser también rebajado por el gobierno con la finalidad de que el importe de los pasajes en el transporte público disminuya.

La tarifa por energía eléctrica es otro de los escollos que debe ser solucionado. No entendemos por que no se unifican los sectores distribuidor y generador para reducir costos, lo cual eliminaría además, el tira y hala de echarse mutuamente la culpa por los apagones. Así serían responsables, o el gobierno o la fusión generador-distribuidor.

No se puede hablar de rebajas, sino se incluye el precio de las medicinas y los servicios de salud. En nuestro país, enfermarse es un lujo, que de no tener el paciente las alforjas bien repletas, se puede ir directamente al cementerio. Cualquier pastilla o inyección cuesta un ojo de la cara. Todo esto se agrava con la escasez de «todo» que tienen los hospitales públicos y las clínicas rurales.

Recopilando, ya que sabemos que en estas cortas líneas no podemos enumerar o citar todos los elementos que obligatoriamente deben ser rebajados. Sabemos que sin alimentos el cuerpo perece y que debemos sacrificarnos todos. Por ese motivo, la rebaja debe ser general. Parafraseando al profesor Bosch: «O jugamos todos, o rompemos la baraja».

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