Conforme es un hábito en mí disfrutar las reflexiones de mi entrañable afecto Rafael Molina Morillo en Mis Buenos Días en el diario El Día, en esta ocasión la del día ocho del presente mes donde versa el parecer de personas como se decantaran de nacer otra vez.
Concluida la lectura de Una pregunta, que conlleva inexorable una respuesta, de volver a nacer, decidiría sin un ápice de parpadeo, repetir la difícil, riesgosa e incomprendido rol de comunicador, porque en ese ejercicio escabroso, dispongo de la presea de ser libre, y coronar un añejo sueño de adolescente en mi natal patria chica de conocer y tratar a las figuras más señeras del periodismo dominicano de Rafael Herrera Cabral, Germán Emilio Ornes Coiscou, Francisco Comarazammy, Carlos Curiel, Freddy Gatón Arce, Leoncio Pieter, Max Álvarez, Max Reynoso, Fidencio Garris, Félix Acosta Núñez, Cuchito Alvarez, Emilio Rodríguez Demorizi, Vetilio Alfau Durán, Agustín Concepción, y Rafael Molina Morillo.
A Gregorio García Castro, Orlando Martínez Howley, Alvarito Arvelo, Aníbal De Castro, Emilio y Silvio Herasme Peña, Juan Bolívar Díaz, Orlando Lozano Gil (Orlando Gil), Adriano Miguel Tejada Guarionex Rosa, Pía Rodríguez y sus hijas Virginia y Dania Goris, Elsa Expósito, Eunice Lluberes, Clara Leyla Alfonso, Ángela Peña, Cornelia Margarita, Julio César Martínez, Osvaldo Santana, Persio Maldonado, Luis Eduardo Lora (Huchi), Bienvenido Alvarez Vega, Miguel Angel Prestol, Oscar López Reyes, Virgilio Alcántara, Bolívar Díaz Gómez, Orlando Inoa y Miguel Guerrero.
Enrique Franco, Cuqui Córdova y Radhamés Gómez Pepín los traté en mi natal Santiago de los Caballeros. Andrés Barbour Luna lo conocí pero lo traté al final de su vida. ¡Cuántos talentos, cuantas ricas vivencias!
Sin ejercer la comunicación, me hubiese privado de un banquete cultural invaluable, y de nacer otra vez, reincidiría comunicador.