“Si yo puedo, tú puedes”

“Si yo puedo, tú puedes”

Gean Luis Pereyra heredó de sus padres el entusiasmo, la determinación de emprendimiento, la habilidad de identificar oportunidad de negocios, de asumir riegos financieros, de superar obstáculos y dificultades para alcanzar metas en la vida. Sus acciones para salir adelante resumen una novedosa historia de talento, capacidad, habilidades, entusiasmo, determinación y de ideas renovadas que lo colocan en el camino del éxito.

Con 26 años, el joven se enorgullece de lo que ha logrado en la vida, y reconoce que sus padres, Geovany Pereryra y Esther Ferreras, ejercen influencia sobre él y sus hermanos Arturo y Robertito. Esta familia lidera en el mercado la marca “Kikaboni”, un producto natural orgánico, bajo en calorías, que según Gean Luis “cada bocado está lleno de proteína y fibra para proveer te toda la energía que necesitas en tu día”.

“Nuestros padres son emprendedores también. Ellos nos criaron en un ambiente donde pudimos ver a papá y mamá en múltiples ocasiones ocurrírsele una idea en la mesa, mientras almorzábamos o cenábamos, y después convertir esa idea en un negocio. Eso lo vivimos muchas veces durante nuestra infancia. De ellos heredamos esa vocación, esa hambre a todo lo que tiene que ver con emprendimiento”.

La familia creó originalmente la empresa “De Nosotros Empanadas”, que comenzó con un negocio pequeño en la avenida Winston Churchill y creció como una empresa grande, que posteriormente quebró. “Lo perdimos todo, absolutamente todo, la casa, los vehículos, todo, todo…”

Dificultades y contratiempos asomaron en el horizonte familiar, pero la familia se mantuvo siempre unida, un factor determinante para que años después surgiera “Kikaboni”, la marca del producto evolucionó de otros emprendimientos, liderado por Gean Luis, con el respaldo de sus hermanos.

A principios del año 2012 un amigo, dueño de un gimnasio ubicado cerca de la vivienda familiar, le mostró la moringa como una fuente de proteínas. “Siempre nos decía: “ Eso es proteína, cómansela”.

Entonces los hermanos comenzaron a interesarse en la moringa, a buscar antecedentes, hasta que se decidieron a vender moringa en pastillas, inicialmente en los Estados Unidos, desde República Dominicana. La venta inicial fue un éxito.

Nace “Kikaboni” Gean Luis y sus hermanos comenzaron a desarrollar el prototipo de lo que posteriormente se convirtió en Kikaboni, que eran palitos de moringa. Durante una presentación sobre proyectos de negocios, muchos de los presentes estallaron de risas cuando el joven emprendedor expuso sobre los saludables palitos de moringa.

“Trazamos la meta de lanzar el producto al mercado, aunque el tiempo apremiaba. El 26 de octubre de 2013, en medio de dificultades económicas,salió “Kikaboni” al mercado. Los jóvenes carecían de recursos para constituir la empresa y para otros gastos. Entonces contactaron a inversionistas en el país y el exterior, buscando socios, sin resultados”. Sin embargo, un empresario les prestó 20,000 dólares. Parte de esos recursos se utilizaron para adquirir en China los envases del producto.

“Imagínate, durante tres meses de espera a que llegaran los envases. Yo estaba asustado, inquieto, con el corazón en la boca. No conciliaba el sueño. Era la primera experiencia de este tipo que teníamos, y para colmo con dinero ajeno. Finalmente llegaron los empaques y respiramos tranquilos”.

Feria de emprendedores Los hermanos participaron en la primera feria de emprendedores que se celebró en el país, dos semanas después de que salió el producto al mercado. Obtuvieron el primer lugar.

“Eso fue una validación para nosotros, fue el inicio de Kikaboni. El señor Pepín Corripio se levantó y dijo: “Yo voy a apoyar a estos muchachos. Eso nos ayudó bastante”.

Con el empresario Pepín Corripio de frente, el día de la premiación, Gean Luis lo miró de frente y le pidió un consejo: “Don Pepín Corripio, podría usted darme un consejo. Pepín asintió y a seguidas respondió: “Te voy a decir sólo tres palabras: distribución, distribución, distribución. Si tú no tienes calidad de distribución, no vas a tener ventas, y si no tienes ventas, fracasas”.

A partir de esa memorable ocasión, Gian Luis aprendió el consejo de memoria, lo repetía mientras desayunaba, en el almuerzo y la cena, “y lo escribí cerca de mi cama, y cada noche y en la mañana al levantarme, leía y releía el sabio consejo. Estaré eternamente agradecido de ese sabio consejo que me dio el señor Pepín Corripio”.

Inicialmente, colocar el producto en supermercados y negocios no fue tarea fácil. Carecían de medios de transporte para movilizarse. Gian Luis viajaba de Cabarete a Santo Domingo en un autobús. El primer día movió la mercancía a pies y el segundo en motoconcho. Su hermano Arturo repetía: “Compai, tú eres de los buenos”.

“Fue duro, muy duro. Después empecé a coger prestado el carro a mi abuelo o a cualquier amigo para mover la mercancía. En eso de préstame el carro pasamos cinco meses. Después compramos una guagüita y seguimos con el mismo entusiasmo. Al año siguiente, en mayo de 2014, obtuvimos el permiso para exportar Kikaboni a los Estados Unidos y Puerto Rico.

Emprendedores, otra vez Con un año en el mercado, participaron en otra feria de emprendimiento y obtuvieron, nueva vez, el primer lugar. Eso les dio un gran empuje. Para enero de este año iniciaron las exportaciones a los Estados Unidos y Jamaica. Fueron seleccionados por el Banco Interamericano de DesarrolIo (BID) para representar a la República Dominicana en ferias de alimentos. En México cerró un trato para vender Kikaboni en ese país.

Más leídas