Con la siembra de aguacate en la loma La Barbacoa, un área protegida, El Maniel y el Plan de Jigüey-Aguacate pierden gran parte de su bosque y ponen en peligro la humedad y las lluvias y traen como consecuencias que las presas de Jigüey-Aguacate, Valdesia y Las Barías disminuyan su caudal.

“Todos los productores de ese rubro de la zona montañosa de Peravia represan el agua de los arroyos y cañadas que alimentan los ríos Nizao, Ocoa y Baní”, expresa el representante del movimiento ambientalista Universo Verde, Manuel Guerrero.

Llamó al viceministerio de Áreas Protegidas a acudir a la zona y desalojar a quienes la depredan.

En La Barbacoa destacan ecosistemas sobresalientes, paisajes y especies de flora y fauna de importancia científica nacional, estaba cerrada al público, al turismo ecológico, como atractivos están su altura y forma de la cima que sobresalen de todas las demás al sur de la Cordillera Central, ofreciendo una hermosa vista.

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Otro atractivo es la gran nubosidad sobre los bosques y la exuberancia de sus manglares.

Otro crimen

En otra parte de su denuncia, Guerrero dijo que un empresario agrícola reconocido de la zona, a quien no identificó, construye una trocha para represar el agua de los arroyos y cañadas que alimentan al río Baní con la finalidad de usarlas para mojar sus plantaciones de aguacates.

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“Hay una trocha que va por encima del rio Baní, que destruye los bosques ribereños que sobresalen a 30 metros a sus orillas. Nos preocupa la gravedad de este problema y las posibles consecuencias para los humanos si las autoridades no actúan lo más rápido posible”, afirmó.

Guerrero denuncia que empresario agrícola construye una trocha para represar el agua de los arroyos y cañadas.