Siempre a costa de los impuestos

Siempre a costa de los impuestos

El crecimiento exponencial mostrado por la nómina del Estado, aparte de las nominillas, colocan a este país entre los de mayor dispendio sin que con ello se logren niveles administrativos óptimos ni de atención a grandes problemas nacionales como los de Salud Pública y Seguridad Ciudadana. Cálculos conservadores sitúan el personal público en más de 700 mil personas recibiendo cheques del Gobierno. El Estado posee el sistema congresional más costoso de América y las Fuerzas Armadas y Policías más desproporcionadas, con más de un 60% de oficiales de escritorio en desmedro del total de soldados y agentes para trabajos vitales para la seguridad y la soberanía.
En armonía con la tendencia a multiplicar lo que el folclor denomina botellas, con más vicecónsules y embajadores alternos que cualquier potencia extranjera, en el país se aplica el recurso de “quitar” a funcionarios altos y medios que, sin embargo, no salen del presupuesto. De ministros pasan a asesores o a alguna otra investidura de poca o ninguna función pero bien remunerada. Los ex jefes militares y policiales pasan al “banco”, de los que nada hacen, pero al igual que las estrellas de Grandes Ligas cobran aunque no participen. Lo único es que para el disfrute, los peloteros tienen que lesionarse o enfermarse. Aquí los turpenes ganan bien en perfecto estado de salud. Solo una exhaustiva auditoría de nivel nacional arrojaría luz para saber si tanto gasto público tiene justificación.

A veces matan selectivamente

La acción criminal que castiga al país tiene mucho de indiscriminada. Ocurre en cualquier palmo del territorio; contra ricos y pobres. Pero también existe la embestida homicida contra víctimas preferidas por los agrupamientos delictivos. Alarma la frecuencia con la que malhechores muy activos sobre el polo turístico de Puerto Plata y sus puntos cercanos asesinan a extranjeros de todas las razas, colores y géneros.
Por años el peligro de morir a manos de asaltantes ha sido notable allí. Como si las autoridades no reaccionaran con energía y más vigilancia a cargo de un personal suficiente y capacitado para proteger vidas e investigar hechos en una zona que se destaca por acogedora y atractiva para nativos y forasteros. Una incapacidad que, además de costar vidas inocentes de propios y extraños, tiende a afectar la imagen del país.

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