El segmento informativo que se trasmite por el canal 9 de Color Visión bajo la dirección de la prestigiosa periodista Alicia Ortega, reconocida por su integridad, versatilidad e independencia comprometida, al igual que otros tantos editores y medios informativos tal lo define Frankyn Foer (Un mundo sin ideas) al describir su misión: “La búsqueda de la verdad”, único objetivo que les impulsa, sin favor ni temor, investigar, analizar y comprobar la realidad de los hechos dados a conocer sin otro interés que no sea mantener bien informada y alerta a la ciudadanía y, de manera especial, al Presidente de la República.
El pasado lunes 18 de enero, Alicia Ortega, apoyada en su equipo de investigación, denunció con datos estadísticos y pruebas irrefutables la escabrosa escalada de la nómina de personal sometida por la Comisión Presidencial de Apoyo al Desarrollo Provincial, donde revela la escandalosa desproporción del número de empleados fijos (multiplicados por 10) y demás viejas y nuevas categorías de empleados con sueldos que, en corto periodo, han aumentado la nómina de pago de 2.2 a 28 millones, “lo que pudiera significar serias violaciones a las leyes 41-08, de Servicio Público, 105-13, de Salario y 423 del Presupuesto”, según señala la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental.
Esta grave denuncia, de no enmendarse y corregirse a tiempo, convierte en eufemismo el cambio institucional y la lucha contra la corrupción y la impunidad y el clientelismo que llevó al poder al PRM y a Luis Abinader al solio presidencial, con la mayoría de los votantes que asumió como propio el compromiso contraído a lo largo de la campaña electoral.
No cabe duda la honestidad, integridad y sana intención del presidente Abinader y de ministros y altos funcionarios altamente calificados, aun cuando tras bastidores se diga: “de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno”.
Lo cierto es que el señor Presidente debe ser más cauto y receloso, lo que en política es una virtud, porque de él se espera un buen Gobierno que en la medida que gane experiencia podrá evitar que compañeros del partido, asesores y consejeros que priorizan su interés particular o partidista, como es el clientelismo, y adviertan las consecuencias de una actitud que afecta la imagen del Gobierno y del señor Presidente.
Nadie ignora que el presidente Abinader heredó de pasados gobiernos una situación caótica, harto difícil y compleja, en todas las vertientes. Se sabe – y él es primero en reconocerlo- que su tarea no es un lecho de rosa, de un “chapulín colorado”. Tampoco ha de ser un muro de lamentaciones.
Lo suyo es aceptar el reto, enfrentar y erradicar los males de un sistema de Gobierno neoliberal y antidemocrático que se agrava con la presencia del COVID 19, y sus mutaciones que ha trastornado al mundo de hoy.
Lo que se espera de su gestión es que insufle fe y confianza en un porvenir mejor y, con manos firmes y firme determinación ilumine el recto y venturoso camino para que en el discurrir de su gestión, al rendir cuenta, los aciertos políticos y administrativos sean los que más pesen en la balanza de un pueblo agradecido.