Siempre ha habido dos PRD

Siempre ha habido dos PRD

La cúpula del PRD está a punto de dividir a esa parte del pueblo dominicano que se llama Partido Revolucionario Dominicano. (Hay dos PRD! (Siempre han habido dos PRD! Antes, en los momentos en que los «catorcitas» y otras fuerzas de la izquierda, nos confundíamos en la misma trinchera con los perredeístas, ese PRD popular, peleador, decidido, solidario, era el PRD que se sentía. (Todo el mundo lo sentía y veía! Pero había otro PRD: el que intentó negociar con el Triunvirato para que este gobierno golpista y criminal, se comprometiera a celebrar «elecciones libres»; el que siempre se inclinó por negociar con las tropas yanquis en 1965, y muchas otras prácticas atrasadas.

Es bien conocido este ángulo para analizar ese mundo que se llama PRD. Muchos de los que nos llamamos de izquierda lo repetimos cada vez que se nos presenta la oportunidad, matizándolo de acuerdo a la visión que tengamos de la acción política y de la lucha por construir alternativas. No me interesa repetir estas «verdades» de Perogrullo. Lo importante hoy es que el PRD atraviesa por una crisis interna y que no es posible hacer política, mucho menos política de izquierda, sin fijar una posición en relación a esta situación, que incide e incidirá poderosamente en la política, sea para bien o para mal.

Ningún revolucionario de verdad puede poner en duda, que en los momentos de los hornos, nos volveremos a confundir en las mismas trincheras con una parte, abrumadoramente mayoritaria, de esa parte del pueblo dominicano que se siente y percibe como perredeísta.

Entonces, tenemos que cuidarnos de la política de «pescar en río revuelto», tan común a determinadas tradiciones de la izquierda en distintos momentos de su rica y accidentada historia.

Al contrario, lo que debemos propugnar es que esa inmensa porción del perredeísmo se encuentre, al interior de su partido, con posiciones y prácticas políticas ante las cuales puedan tenderse puentes con las que históricamente debemos defender hoy las fuerzas revolucionarias, en el instante preciso por el que atraviesa nuestra República Dominicana y América Latina.

Lo que nosotros quisiéramos ver es que esa inmensa porción del perredeísmo se encuentren, a su interior, con posiciones que le planteen que su desgracia, que es la desgracia del país, tiene relación con el Modelo Dependiente que sus cúpulas empezaron a motorizar desde los finales de los 70s; que esa inmensa porción se encuentre a su interior con posiciones que rechacen el neoliberalismo, que propugnen por recuperar y fortalecer a los verdaderos productores nacionales, que rechacen la política de dejarle el destino del país, al llamado «sector privado», sin especificar a qué «sector privado» se refieren; que esa inmensa porción del perredeísmo se encuentre a su interior con sectores que defiendan que el llamado Estado no debe ser «achicado», que necesitamos un Estado fuerte, que reasuma su rol en el impulso de la universalización y mejoramiento de los servicios de salud, educación y en la protección de la producción nacional y de la Soberanía de la Nación, puesta en venta desde décadas atrás, por la gran mayoría de las cúpulas del PRD.

(Hay que dejar a los perredeístas lidiar con sus problemas! Y hay también que alentar a aquellos que, desde el interior del PRD, denuncian a los dos o tres sectores, dentro del Bloque de Poder Permanente, que se cogen «la parte del león» de la Renta Nacional, o sea, de todas las nuevas riquezas que se producen en esta tierra con el trabajo de los dominicanos y dominicanas, y que hacen lo que más le conviene con los casi 3,000 millones de dólares anuales que mandan los dominicanos y dominicanas del exterior, a sus familias.

Debemos alentar a los que al interior del PRD denuncian, con nombre y apellido, a estos segmentos del Bloque de Poder responsables de la calamitosa situación por la que atraviesa la Nación. Y que se atreven a denunciar al capital monopolista norteamericano y al Modelo Dependiente que nos han impuesto, como los principales responsables de la desgracia nacional.

Cualquier otra actitud ante el PRD, en esa política de «pescar en río revuelto», tan común a determinados segmentos de nuestra llamada izquierda, es errónea y podría conducir a desalentar la orientación de la inmensa preocupación y del inmenso disgusto que existe al interior de esa parte del pueblo dominicano, que es el PRD.

Mientras más perredeístas existan, al interior de ese mundo tan complejo que es el PRD, que defiendan posiciones contrarias al Modelo que nos han impuesto, y que denuncien a los segmentos del Bloque de Poder corresponsables de la desgracia nacional, mejor. (Nada de tratar de «arrancarle» un pedazo al PRD! (Alentar a sus segmentos que más se conectan con la búsqueda de una alternativa progresista para la Nación!

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