Siempre lo mismo

Siempre lo mismo

 BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
En la serie “La costumbre del poder” el escritor mexicano Luis Spota relata el ciclo de un grupo que conspira contra quienes desgobiernan el país y cuando logra el ansiado mando supremo repite el mismo estilo de gobernar y de vivir de los desplazados.  Los tejemanejes propios de la politiquería, la adulación, el cambio de situación económica y social de gente que llega el poder con una mano adelante y otra atrás y sale convertido en un potentado debido al tráfico de influencias, alteración de facturas para pagar sobreprecios y otras diabluras que producen dinero fácil y mal habido que va a parar a los bolsillos del Secretario de Estado y del Director General.

El grupo que luchó por el poder para cambiar la situación del país, gobernar de manera transparente,  sin exclusiones, con respeto irrestricto a la Constitución y a las leyes, ya en el poder la situación es otra.

Los gritos de la masa desposeída no son escuchados porque “esa gente está muy lejos” y otro teórico que se adentra en la corrupción dice: “se han pasado la vida protestando”.

Los recién estrenados funcionarios aprenden el camino y adquieren el gusto por las exquisiteces de calidad mundial que sirven en los restaurantes y bares exclusivos, situados en lugares desconocidos hasta la llegada al gobierno. Las cuentas son cargadas al ministerio o la dirección general. Las tarjetas de crédito son ilimitadas.

Adquieren vehículos de lujo para desplazarse porque “estos cargos exigen una representación adecuada”. Comienzan a vestir y calzar a la medida, a la moda.

Viajan al extranjero en primera clase. Se auto conceden becas para sus hijos en exclusivas universidades e institutos tecnológicos de fama mundial.

Su primera acción es buscar la nómina, despedir a quienes tiene sueldos más altos y colocar a cualquier familiar analfabeto por desuso, cuando los tienen colocados y sobra, designan a compañeritos de la base cuyos méritos principales son enronquecer gritando vivas a los candidatos del partido.

En la lucha por la sucesión del presidente, si los anteriores eran expertos en truchimanerías, estos son inteliosos (inteligentes y sabichosos). Aprendieron todas las mañas de los anteriores y suman algunas nuevas de su creación o aprendidas en el extranjero.

Atrás, muy atrás quedaron las intenciones de trabajar para que el país tenga un presente mejor y un futuro previsible de bonanzas.

Se olvida el respeto a la Constitución y a las leyes, la  vergüenza,  el respeto al derecho ajeno.

“El poder es para ejercerlo…y punto” la frase se convierte en la práctica del ejercicio del poder y la mejor forma de ejercerla es aplicar la receta del presidente Ulises (Lilís) Heureaux quien al final de un opíparo almuerzo servido en vajilla de gran lujo y cubertería de plata le dijo al colector de aduana de Santiago: compadre, la próxima vez que se robe la gallina, esconda las plumas”.

Pero el bienestar súbito no es posible manejarlo con prudencia.

El marco para el retrato está ahí, colocado bajo la lámpara de la esquina de la sala; a quien le sirva que coloque su fotografía.

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