Siempre septiembre. Somos virgos

Siempre septiembre. Somos virgos

VIRGO
Virgo. La única entre los doce,
sola fémina entre extraños pareceres.
El orden le guía y a todo le da su sitio.
Quizá los sueños no sean su ideal,
quizá la falta de perfección le duela.
La vida a veces es improvisar,
con cierto desorden, corriendo
ciertos peligros.
No compruebo todo,
con un checking-list cada mañana,
(me moriría).
La sal de la vida a veces
es azúcar y a veces pimienta,
así es ella.
Amable, precisa, convencional,
analítica, digna y encantadora,
así es virgo.
Para mí es más fácil
que la mente huya de mi cuerpo
y viva por ella, para ella y para mí.
La riqueza de las palabras,
de los sueños, se puede compartir
siempre.
No hay que luchar para ello,
sólo hace falta quererlo.
Aunque nada esté en su sitio
o uno duerma cuando hace sol
y escriba a la luz de la luna.
Por eso creo que sufro,
porque hago el trabajo de virgo
y no lo soy, cada día.
Los sueños me duelen, reprimidos,
cuando debo ser meticuloso,
perfecto, práctico y trabajador,
analítico y fiable, a la fuerza,
y lo soy.
Prefiero soñar, hablar, escribir,
compartir, llorar, pensar,
perderme conmigo solo,
leerme por dentro y escribirme
en un papel o una pantalla,
volcarme y darme así.
Porque yo no soy virgo,
¡qué le voy a hacer…!
¡Por eso soy un desastre
cuando no estoy trabajando,
y todos me lo dicen…![1]
Nací, como ya lo he dicho, un 8 de septiembre de 1955. Soy Virgo (del 23 de agosto al 22 de septiembre). Ese año era el año de la Oveja o Cabra en el horóscopo chino. Aunque no soy una fanática de estas creencias, sí pienso que hay a veces, como en mi caso, muchas coincidencias.
En todos los sitios web afirman que las personas del signo virgo “suelen ser meticulosos, prácticos y trabajadores. Tienen gran capacidad analítica y son fiables. Les gusta la vida sana, hacer listas, el orden y la higiene. Un virgo es conservador y perfeccionista y tiende a preocuparse demasiado. Su lado meticuloso puede llevarle a ser excesivamente crítico y duro con los demás. A los virgos les disgusta la suciedad, el desorden, el peligro, las personas vagas ni la incertidumbre”. Nuestro signo es el único signo que está representado por una mujer. Y nos definen como seres “obsesionados con la limpieza”. Dicen que solemos ser muy observadores y pacientes. Afirman los que saben del tema que los virgos somos buenos administradores, investigadores y editores de libros gracias a nuestro afán por la organización y el orden. Dicen también que somos buenos como oradores, escritores, historiadores, secretarias o médicos. Cuando leí esta descripción, me dije, ¡Dios mío así soy yo! Y pienso que muchos de mis amigos y familiares que llevamos a cuesta ese signo, tienen esas cualidades descritas.
Pero además de Virgo, nací en el año de la Cabra u Oveja. Dicen que los nacidos bajo este signo oriental son dóciles (¿yo dócil?) y muy apresurados (¡eso sí!). Es capaz de vagar en su mundo interior de fantasías, por eso necesita sentirse amada y en un ambiente protector.
No tengo muchas cosas de la cabra u oveja del horóscopo oriental. Soy más virgoniana. ¿Será eso una evidencia que en mi doble origen hay un predominio occidental? ¿Será por eso que solo mi rostro recuerda que soy de origen oriental, pues culturalmente soy más que nada caribeña y dominicana?
En mi círculo familiar y amistoso tengo muchos amigos que nacieron alrededor de septiembre. Como dije antes, nací el mismo día que mi hermano Ping Jan, mellizos con cuatro años de diferencia. Desde niña he estado al lado de mi amiga-hermana Amelia. Ella nació un 14 de septiembre del mismo año, y desde siempre hemos celebrado juntas nuestros cumpleaños. Su esposo Carlitos nació también a mitad de septiembre. Después descubrí que mi cuñado Julio nació un 7 de septiembre. Mi amiga Nereyda nació un día 9, así como mi vieja amiga puertorriqueña Aida. Tengo varios sobrinos que también nacieron bajo el signo de Virgo: Su Jen, Su Jan, Lucía y Víctor Miguel. Todos compartimos el signo de VIRGO. Somos seres disciplinados y organizados, unos más que otros, no caben dudas.
Así pues, septiembre, que ya casi termina, es un mes del año con mucha significación en mi vida. Nací, me casé, viví la pérdida de un ser querido, nació uno de mis regalos de Dios y comparto el signo vital con un montón de gente querida.
¿Oveja o virgo? No lo sé. Pienso que soy más virgo que oveja. Soy mujer con rostro indiscutiblemente oriental, con sangre caribeña y dominicana. Que ama el café, que adora el merengue, que disfruta del calor y las playas, que ama la alegría de la gente de aquí, que descubre en cada signo también de su existencia rasgos de su origen oriental, como es su amor incondicional a la familia nuclear y ampliada, el respeto y veneración a los ancianos, el amor a los niños y la pasión y el reconocimiento por los ancestros.
Gracias septiembre por enseñarme la vida. Gracias por las risas y las lágrimas. Por los momentos de infinito dolor y por las grandes alegrías que me has regalado. La vida tiene que seguir. Debemos seguir caminando, enjugando las lágrimas y proseguir la ruta hasta que nuestro camino se detenga.
Hasta la próxima, que será ya en octubre.

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