Solo La momia aparece como novedad en nuestras carteleras en el transcurso de esta semana. Y llamarle novedad a un reencuentro con este personaje envuelto en vendajes y con ansias de venganza, capaz de cumplir con su maldición siglos y siglos después de ocurridos los hechos, no es algo que nos motive demasiado y, mucho menos, después de tres entregas.
Al escribir tres entregas nos estamos refiriendo únicamente a las cintas que protagonizara Brendan Fraser (The Rock ha abandonado la empresa para dedicarse a otros menesteres como pudiera ser el de convertirse en traicionero agente secreto demostrando su vocación por la parodia) ya que, si nos fuéramos a los orígenes del personaje, tendríamos que remontarnos bien atrás en el tiempo.
Otra que ha abandonado la serie es esa Rachel Weisz que, después de haberse ganado el Oscar por El jardinero fiel no puede estar tomando su carrera tan a la ligera.
Pero si hablamos de abandonos, hay que mencionar, además, al director Stephen Sommers que al menos sabía cómo salpicar sus aventuras con cierto toque de gracia.
Permanecen. Quedan, al pie del cañón, un Brendan Fraser absolutamente aburrido y desganado, y ese John Ana que, como siempre, intenta, con cierto dinamismo, hacer sacar al espectador de su letargo. Lo de Fraser es patético.
De la misma manera que al Harrison Ford de Indiana Jones le han querido anexar un hijo, talvez con el propósito de continuar sus aventuras durante décadas, a Fraser le han hecho lo mismo.
Luke Ford ha sido el actor elegido y ese Luke tiene en la actualidad 27 años contra los 40 de Brendan o sea que su concepción ocurrió cuando el progenitor tenía trece años. Nada que hacer.
Sin comparación. Mejor quédense en casa y si están en atmósfera de momias, localicen donde sea, aquella del 1932 que protagonizaba Boris Karloff y que nos contaba la historia de la maldición del faraón Imhotep.
Aclaramos que nunca se ha podido comparar La momia ni con Drácula ni con Frankenstein ni con El hombre lobo ni tan siquiera con El hombre invisible, por mencionar algunos de los monstruos clásicos, aquellos que pertenecen al archivo de la Universal o, más adelante, al de la casa inglesa Hammer que los revivió con muchísima dignidad en los cincuenta para otorgarle esos papeles a la mutual que formaban Peter Cushing y Christopher Lee que funcionaba a las mil maravillas cuando los dirigía Terence Fisher.
Entonces, al menos, el esquema era el mismo.
Zoom
La película
La momia: la tumba del emperador Dragón
(Título original: The Mummy: The Tomb of Dragon Emperor, Dir: Rob Cohen, Int: Brendan Fraser, María Bello, John Ana, Luke Ford, Michelle Yeoh, Isabella Yeong)
Esta mezcolanza de Horizontes perdidos, de Shangai-La con soldados de terracota no mueve ni siquiera a la risa. Pasma, nos deja petrificados, absolutamente momificados. Los presuntos guionistas deben de haber cumplido la tarea de ver media docena de películas clásicas y de copiar los lineamientos argumentales de algunos clásicos como el de Capra. No se olvidaron de recurrir al Dinamation, al añorado cine de Ray Harryhausen copiando, sin ni tapujos, al ejército de esqueletos contra el que combatía Simbad.