Siete días de cine
Exorcismo urgente para nuestro cine

<STRONG>Siete días de cine<BR></STRONG>Exorcismo urgente para nuestro cine

Hay que creer en lo que se escribe o en lo que se cuenta. De lo contrario todo resultará falso y no tendrá sentido.

José García, quien ideara “Cristiano de la secreta”, profesa la fe cristiana y lo hace con humor.

Cuando hace cine, y hemos visto sus cortos y largometrajes, procura llevar a las imágenes sus ideas religiosas y su forma de ver la vida y las cosas con un estilo absolutamente personal e identificable.

Joselito, como le llaman los amigos, gusta del “gag”, del chiste visual y del humor del absurdo que no se detiene ante nada y que, aparece presente en sus trabajos, aparentemente más dramáticos.

Cuando José García se decidió a realizar su película “Cristiano de la secreta”, de forma más “profesional” y con un guión más depurado, buscó a Ramsés Cairo para encarnar a Eddy  y a Carlos Nina para hacer el rol del “Siervo”.

Fue  una de esas elecciones mágicas, ya que no se trataba de que Ramsés tuviera experiencia en el teatro y de que Carlos Nina fuera un debutante, sino, de la “Química” que chorreaba entre ambos, diametralmente opuestos en la ficción y en la vida real.

La anécdota fluía sin complicaciones para desembocar en un final aleccionador que, sin embargo, no caía en lo ridículo, precisamente por ese guiño establecido entre director e intérprete.

El público salía convencido de la conversión de Ramsés, pero a la vez sabía de su picardía y sus ademanes de “Tigre de barrio”, dejándonos la película en un “climax” como pocas veces hemos visto en el cine dominicano.

Con todas sus precariedades, con sus limitaciones técnicas, con su escasez de presupuesto y sus inconvenientes para proyectarse adecuadamente en las salas, “Cristiano de la secreta” en aquella versión llamó la atención de los críticos que, unánimemente la aprobaron, llegando a conseguir algo sumamente difícil, una nominación al Casandra.

Fue por esos motivos que decidimos ayudar a su autor y presentarle el proyecto a Manuel Corripio, conjuntamente con el de “Andrea”.

Ambas películas estaban en las mismas condiciones, con una diferencia, “Andrea” soportaba un “Blow-up” a 35 milímetros, mientras que era necesario rehacer por completo “Cristiano de la secreta”.

Siempre   apoyamos   la idea de que se hiciera con el mismo director (asesorado y supervisado por alguien de mayor experiencia en el rodaje en esos formatos) y con el mismo reparto.

Cuando José García nos habló de que estaba trabajando con “Pinky” Pintor nos alegramos muchísimo, pues aquello nos lucía una combinación explosiva: La ingenuidad de Joselito enfrentada al cinismo (máscara para la humanidad y ternura) de “Pinky”.

La Fe vs. la Incredulidad.  Supe de toda una serie de secuencias que se pensaban incorporar al libreto y muchas de ellas eran absolutamente hilarantes y significativas. De buenas a primeras, “Pinky” desapareció de escena y entró Archie López con un concepto totalmente diferente. Poco fue lo que tuvo que hacer Joselito.

 El guión pasó a manos de un señor, cuyo nombre no recuerdo, y se desnaturalizó por completo.

 El rol principal se le asignó a Raymond Pozo, quien no tenía nada que ver con el Eddy del guión original y aquella elección puede figurar como ejemplo de “miscast”.

Dicen que se le hizo un “Casting” a Carlos Nina y que no resultó, y esto es algo inconcebible ya que la prueba palpable está en la pantalla, en lo que fuera aquel “Siervo”,  y en lo que es Raeldo López en su debut frente a las cámaras.

No dudamos de que en el futuro, Raeldo pueda convertirse en un buen actor, pero en ningún momento se establece la “química” necesaria con Raymond Pozo, y esto es más que evidente.

Lo que vemos ahora en la pantalla poco tiene que ver con el guión.

La secuencia del aparataje policial está ahí simplemente para mostrar los recursos de la producción y no tiene el menor sentido. La escena del exorcismo ha perdido todo su humor.

Pero lo peor es toda la secuencia en la playa  que rompe el impacto de la trágica noticia del accidente y que es el detonante para la conversión del protagonista. Los “gags” de la otra versión eran como eslabones de una cadena, como viñetas de un comic que se van enlazando. Aquí ni tienen impacto ni ritmo.

“Muchos son los llamados y pocos los escogidos”-Dice La Biblia.

¡Aleluya!

Zoom

Un poco más

El guión Original

La  mezcla insólita de géneros y situaciones, de propaganda religiosa, de “clichés”, de moraleja, de maniqueísmo y de valores morales fue lo que nos atrajo de su Cine. Aunque realizado en forma precaria y exhibido a través de circuitos no convencionales, a partir del momento en el que le entrevistamos en  aquel programa  “Erase una vez en el Cine”. El guión era simple y directo. “Cristiano de la secreta”, en aquella versión llamó la atención de los críticos que la aprobaron.

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