De eso me acuerdo. Colocaron un ataúd a la entrada del cine y anunciaron una tanda para guapos.
Yo me moría de ganas por ver la película, pero estaba restringida a los menores por aquello de la sangre y el miedo.
Sin embargo, en el colegio había un grupo de muchachos que habían logrado evadir aquella prohibición y que te contaban, con todo lujo de detalles, la historia del Conde de Transilvania, de aquel vampiro llamado Conde Drácula que, poseedor de un par de afilados colmillos, mordía el cuello de sus víctimas para saciarse de esa sangre que le proporcionaba un inusitado placer.
Supe además que Drácula tenía un castillo y que, en el sótano de dicho castillo estaba su féretro donde dormía a partir de las cercanías del amanecer, ya que los vampiros no toleran la claridad ni tampoco la visión de la cruz, ni las ristras de ajo ni el agua bendita.
Los vampiros son seres del demonio y si te muerden te convierten en uno de ellos para que, de noche, salgas de la tumba a cometer fechorías.
Corrían los tiempos en los que la inglesa casa Hammer compró los derechos de los viejos monstruos de la Universal y transformó a Christopher Lee y a Meter Cushing, hasta entonces actores de cierto prestigio, pero jamás estrellas, en los seres más temidos del universo fílmico como lo fueran un día Bela Lugosi y Boris Karloff.
Fueron aquellos años una hemorragia de vampiros y seres sobrenaturales que, como todas las modas, son cíclicas, desaparecen para volver a resucitar.
No podemos aquí, por limitaciones de espacio, aunque nos hubiera gustado, escribir acerca de todas las modalidades de las cintas de vampiros, con Polanski y hasta con George Hamilton.
Encontraremos, sin embargo, otro día y otro lugar.
Ahora vamos a volar como murciélagos noctámbulos y llegar hasta la saga de Crepúsculo. Hasta la entrega de Luna nueva, verdadero fenómeno tanto editorial como fílmico.
Luna nueva. (Título original: New moon, Dir: Chris Weitz, Actores: Kristen Stewart, Taylor Lautner, Robert Pattinson, Billy Burke, Ashley Greene).
Produce horror, pero no la película (espantosa en otros sentidos), sino esa muchachada, esas carajitas calenturientas que gritan y gritan cada vez que aparece su ídolo en la pantalla.
Absurdo guión, absurda historia, mala realización, arrítmica y aburrida además de ridícula.
De lo peor de los peores tiempos del cine.
Filme. Luna nueva es la secuela de Crepúsculo, una película basada en la novela homónima de la escritora estadounidense Stephenie Meyer. Fue adaptada al cine por Melissa Rosenberg.