Siete días de cine
Un “Gran Torino”  con un pijama a rayas

<STRONG>Siete días de cine</STRONG><BR>Un “Gran Torino”  con un pijama a rayas

Clint Eastwood, el vaquero inexpresivo, el del poncho mejicano, el de los “Spaghetti Westerns” rodados en tierras de Almería, regresó triunfalmente a  Estados Unidos, allá a finales de los sesenta, transformándose  en una estrella y dejando atrás los roles secundarios y las series televisivas.

Ahora rodaba con Don Siegel y otros realizadores de calidad aunque, todavía no lograba convencernos de sus dotes histriónicas.

Un buen día decidió alternar su carrera como actor con la de director dejando a los críticos boquiabiertos con la intensidad de su primer trabajo: “Play Misty For Me”.

A partir de entonces se alternaron las obras personales con las de encargo, pero manteniendo en todas ellas un nivel apreciable de calidad y logrando en algunas, unos niveles tan altos que le llevaron a conseguir los más diversos galardones desde Cannes hasta el Oscar.

Hoy, Eastwood cuenta en su filmografía con obras tan inteligentes y memorables como “Bird”, “Medianoche en el jardín del bien y del mal”, “Los puentes de Madison”, “Mystic River”, “Cazador blanco, corazón negro” y “Million Dollars Baby”,  etc.

Incansable, de una vitalidad asombrosa para sus años, rueda sin parar un filme tras otro y, a los pocos meses de estrenarse “The Changeling”, ya le tenemos de nuevo en cartelera con “Gran Torino”, donde asume la doble función de actor y director.

Junto a este meritorio filme, aunque no de los mejores de Eastwood, se estrena esta semana la adaptación en imágenes del “bestseller” literario “El niño del pijama a rayas”, relato poético, duro, angustioso y muy bien ambientado que nos vuelve a llevar al terror de los campos de concentración en la Alemania nazi.

La semana, en cuanto a calidad, está muy por encima de la media a la que nos tiene acostumbrados nuestras carteleras.

“Gran Torino”.  (Título original: Gran Torino, Dir: Clint Eastwood, I: Clint Eastwood, Christopher Carley, Bee Vong, Ahney Her)

Ya no tiene la fortaleza del “Sucio Harry”, pero aún es capaz de luchar contra la injusticia.

Ya tampoco tiene un “Cadillac rosado”, sino un “Gran Torino” y se ha vuelto un viejo gruñón en un país donde no hay lugar para los que pasan de cierta edad.

Utilizando esquemas trillados y socorridos de otras películas, la vejez, la muerte y el cáncer, Eastwood nos demuestra que continúa siendo un gran director y que, como actor se ha añejado como el buen vino.

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