Vaya y nosotros que habíamos hecho las paces con Ron Howard después de Frost/ Nixon ahora tenemos que reanudar nuestra enemistad porque lo de Ángeles y demonios está fuerte, muy fuerte, casi más fuerte que lo del Código Da Vinci con todo y que le han quitado el peinadito a Tom Hanks, ya que la ridiculez se mantiene por toda la historia culminando en un final en el que al espectador no le queda más remedio que soltar la carcajada porque aquello, de emocionante nada y de absolutamente disparatado, mucho.
¡Ay Hollywood!… Hemos tocado fondo.
El Vaticano ha hecho muy bien en restarle importancia al asunto.
Los medios querían que se armara el escándalo, que se originara polémica y debate, que excomulgaran a todos los católicos que se atrevieran a ver esta adaptación de la novela de ese Dan Brown que ahora debe de andar podrido en millones.
Pero nada.
Los curas esta vez actuaron con la cabeza y bajo inspiración divina.
Aquello era tan estúpido que no merecía ningún comentario.
Otras películas. Da pena observar cómo se gastan millones y millones en una producción que no aporta nada, en una historia cuyo único interés radica en volvernos a mostrar el procedimiento para elegir un Papa y en referirnos a sectas como Los Iluminatti .
Pero para estudiar esos asuntos mejor se acude a otras fuentes, ya que este barniz de Rafael Sanzio, Bernini, Galileo y demás no va a elevar demasiado su intelecto.
El cine ha tratado muchas veces de polemizar con la Iglesia con o sin intención.
Algunas de las películas que han ocasionado ronchas en la curia romana han sido realmente notables.
Ahí tenemos los casos de La religiosa, El que debe morir, La monja de Monza, Los demonios, Dios te salve María, La última tentación, Cartas de una novicia etc.
Pero una cosa es tocar un tema con seriedad y otra entregarse al panfleto y al absurdo.
En las películas de antaño que hacían referencia a cualquier tema relacionado con la Iglesia o el sacerdocio encontrábamos material de sobra que nos interesaba.
Los tiempos de El prisionero, El cardenal, Historia de una monja o Las sandalias del pescador han pasado a la historia.
Ahora, en Ángeles y demonios no sólo una bomba de antimateria está a punto de estallar.
Finalmente Habemus Papa pero también Habemus clavus.