Siete reglas de oro para educar mejor

Siete reglas de oro para educar mejor

POR MARGARITA QUIROZ
Educar hijos de bien, correctos, éticos y orgullosos de sí mismos, de la familia y del país de dónde proceden es un reto difícil que los padres de hoy tienen que saber enfrentar para así no fracasar en el intento.

No importa el país de donde proceda la familia, la lucha por formar entes productivos con preceptos morales ante la sociedad, es bastante aguerrida y, más aún en momentos en que los males del medio social y las amistades negativas influyen en perjuicio de la juventud.

Pero cuando se habla de educar a una familia latina en un país como Estados Unidos, lo planteado toma otro carácter. Muchos latinos de primera y segunda generación temen que la vida en los Estados Unidos esté produciendo niños consentidos e irrespetuosos que crecerán sin tener sentido alguno de su herencia o de los valores tradicionales de los cuales provienen sus familias.

Entonces, ¿tendrán los padres latinos de hoy que continuar ejerciendo una autoridad absoluta e incuestionable como hicieron sus propios padres, arriesgándose a alienar a sus hijos a una biculturación?, ¿cómo pueden los padres latinos instaurar una apreciación en sus hijos con valiosos estándares de comportamiento sin tener que acudir a la fuerza y sin provocar actitudes rebeldes en ellos?, ¿qué se necesita para educar niños que se acoplen y que sean culturalmente flexibles y tolerantes? Estas interrogantes son planteadas por la psicóloga dominicana Carmen Inoa Vásquez en su libro Criando a su niño con orgullo latino.

Inoa Vásquez radica en Estados Unidos desde los 16 años y actualmente trabaja como supervisora de estudiantes de psicología y medicina. Fue fundadora del Bilingual Treatment Program Clinic, en el hospital Bellevue Manhattan  y directora del Institute for Multicultural Behavioral Health. Asistió al país como invitada de honor de la Universidad Iberoamericana (Unibe) para disertar sobre este tema el pasado 29 de octubre.

A juicio de la especialista, sí es posible criar hijos de bien en una sociedad con preceptos diferentes a los de la cultura latina, pues tan sólo hay que conseguir un equilibrio y presentar un sistema realista basado en uno de los valores más apreciados para los latinos: el orgullo.

Partiendo de esta palabra, la autora explota estrategias conductuales como: el respeto, el familiarismo, la disciplina, la simpatía y la obediencia. En definitiva, aplicar lo que ella llama “Nuevo tradicionalismo”, que no es más que una adaptación de las tradiciones latinas con las estadounidenses, es decir, hacer un balance sabio e inteligente.

“Cuando una persona vive en otro país hay que hacer un ajuste que se llama aculturación que es aprender los valores de la otra cultura. Mi libro plantea que se pueden mantener los dos valores, no hay que ser necesariamente uno o de otro, especialmente cuando se vive en Estados Unidos”, dice la autora.

Ante esta situación, existen ciertos valores que son chocantes para los padres latinos, ya que en la sociedad norteamericana se enfatiza mucho el ser independiente, autónomo y el individuo antes que la familia.

Por el contrario, los latinos valoran la familia más que al individuo y mantienen como método de crianza un autoritarismo chapado a la antigua, sin hacer consciencia de los cambios que se han experimentado en los últimos años. 

 ORGULLO, REGLA DE ORO

De acuerdo a la autora, el orgullo es el enfoque principal en toda crianza. Si la persona no se valora y mucho menos siente orgullo de su procedencia, entonces es un ente con una personalidad poco sólida. Estudios científicos dan cuenta que muchos de los problemas que se originan durante la etapa de la adolescencia es porque no hay una identidad fuerte.

Inspirado por el concepto del orgullo, Criando a su niño con orgullo latino ofrece a los padres una guía esquematizada y siete reglas de oro que significan una nueva manera de educar a sus hijos.

Organice sus sentimientos.
Respete los sentimientos de sus hijos.
Guíe y enseñe a sus hijos; no les ordene.
Use sus conocimientos mediáticos.
Llidere con amor hacia su hijo o hija por lo que él o ella son.
Lleve sus oídos siempre abiertos para escuchar a su hijo.
Opte por abrir canales de comunicación y mantenerlos abiertos.

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