En la única inolvidable ocasión que he disfrutado de conversar con Usted, Presidente, al comparecer ante la 55 invitación de la Fundación V República, quedó indeleble en mi memoria su expresión entre el lamento y el desconsuelo de lo difícil de la gobernabilidad en un estilo democrático, como el suyo.

Aunque Usted es el resultado de una combinación entre el despotismo ilustrado a lo Luis IV de Francia de los 22 años que disfrutó una minoría y padecimos el resto, y La Dictadura con Respaldo Popular, quienes hemos rehusado siempre cobijarnos en bandería política alguna, sabemos y estamos contestes de que Usted rechaza tanto lo uno como lo otro y también enfundarse en una chamarra verde oliva y manejarse con la exclusión aberrante del artículo 210 de Siño Pedrito, acta de nacimiento de nuestras desventuras patrias.

En ese tenor, Usted tiene ya referencias históricas imposibles de no reconocer, como los pasos de niveles y túneles que han ahorrado millones de pesos en combustibles, el Metro de la capital, las ARS que han revolucionado la medicina social y el tren Haina-Santiago de los Caballeros que tiene que construir en cuatro años.

Dotar al país de superávit energético, forjar los clusters agropecuarios con los RD$68 mil millones de los Fondos de Pensiones con seguro agrícola y proseguir escuchando a la valla con la serenidad y paciencia proverbiales en Usted, como su divorcio al insulto, la minimización y el tigueraje. En una sociedad difícil y voluble Usted nos  enseña  que con paciencia y estrategia se pueden domeñar los corceles impetuosos de los propósitos personales.