Sigfrido Pared Pérez

Sigfrido Pared Pérez

UBI RIVAS
El vicealmirante Sigfrido Pared Pérez ha escalado y desempeñado las responsabilidades que se le han endosado con absoluta y prístima lealtad, que con su vocación de oficial naval, su espontaneidad para servir y su solidaridad con los suyos, son prendas personales que le refieren y reputan muy alto.

Ha desempeñado por dos ocasiones la dirección del clave Departamento Nacional de Investigaciones (DNI), en la actualidad la segunda, en la etapa que esa institución de inteligencia ha evolucionado muchísimo del antro de carniceros que fuese cuando la dirigió el tenebroso y perverso coronel E.N. John Abbes García, quien pereció trágicamente en Puerto Príncipe en 1957 idéntico a como vivió, a manos del tirano Francois Duvalier, Papa Doc, junto a toda su familia.

El DNI de hoy es una institución que no es cierto que se circunscribe a «pinchar» teléfonos, que en esa disciplina desde la Era Balaguer ha competido con un experto «plomero» que inclusive dispone de toda una dotación militar comandada por un coronel E.N. en su residencia.

Los tiempos, como en todo y en todos, ha obligado al DNI a incursionar en la inteligencia de lavados de activos de camajanes, personeros y alta plutocracia especialmente bancaria, que tiene para el desempeño de sus actividades ilícitas el ejemplo y la imagen de Panamá, el mayor lavador del mundo de activos provenientes del narcotráfico, por su cercanía con Colombia, en competencia con Gran Caymán, Miami y Puerto Rico.

Quizás solo Suiza supere a Panamá en esa disciplina, que complementa su base económica con 134 bancos y los recursos provenientes del peaje del canal.

Sigfrido Pared Pérez lidia con esos vórtices fortísimos, ariscos, sinuosos, asistido por una pléyade de jóvenes oficiales militares entrenados en el exterior para que el DNI pueda situarse, como está, a la altura de los tiempos.

La profesionalidad del DNI ha evolucionado hasta el tope de la investigación profesional «de punta», hasta tanto, que nadie, desde hace tiempo, ha denunciado que un miembro de esa institución ha golpeado, torturado o maltratado a alguien.

La tortura no es el parámetro ni el lineamiento del DNI en estos tiempos, mucho menos en la Era Leonel, un gobernante apegado a los cultos de los derechos humanos, comunicador sui géneris, respetuoso de los demás y sobre todo, de la historia, en su juicio postrero.

Durante su desempeño como titular de las FF.AA. en el segundo gobierno del presidente Leonel Fernández, Sigfrido Pared Pérez timoneó la nave de los institutos armados con extrema prudencia y tacto, navegando sin tropiezos, sin que un arrecife averiara el navío, y sorteó los escollos, las ensenadas traicioneras, las corrientes procelosas, saliendo indemne de la travesía muy difícil, y que requiere y exige gran prudencia, inteligencia, serenidad y dirección.

Es un oficial naval experimentado, que maneja la palabra con la fluidez ametrallante de su verbo, pero preciso, sin equivocarse en las expresiones, avalado por la cultura que denota en cada trazo de su conversación, sin ínfulas, sin pretensiones de avasallar, disminuir o impresionar nunca, con la serenidad y mesura que les son siempre básigas.

Su vocación de servicio a quien se debe, su país, y al supremo comandante en jefe, el Presidente de la República, resulta incólume, no obstante su hermano Carlos desempeñarse como asistente nada menos que de Danilo Medina y su otro hermano, Reynaldo, presidir el Senado.

Son pinceladas similar a un «raid», o blizqrieg de la Luftwafe del II Reich sobre Londres de un servidor público de excepción, y en idénticas proporciones de un consumo oficial naval y un consecuente y solidario amigo de sus amigos desde siempre.

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