Hoy repito un artículo de hace 34 años que mantiene toda su vigencia… La celebración de un nuevo aniversario de “la Guerra de Abril”, es propicia para evaluar en su justa dimensión histórica esas trascendentales jornadas de nuestro pueblo.
La insurrección de abril del 1965 fue la culminación de 150 años de frustración política, desde que los dominicanos encabezados por Juan Sánchez Ramírez y Ciriaco Ramírez, pasaron a ser actores de su propio destino.
Abril del 1965 marcó un nuevo hito de 100 años desde que los dominicanos superaron definitivamente el colonialismo europeo gracias a la gloriosa gesta restauradora, caímos en un círculo vicioso en el orden político, caracterizado por ciclos de dictadura, gobiernos liberales ineficientes, inestabilidad política e intervenciones militares norteamericanas.
En fin, el 1965 significó también el inicio de un proceso de profunda transformación política, económica y social que ha tenido su epicentro en las ciudades. Así, los hateros de Sánchez Ramírez primaron sobre los independentistas y haitianófilos, retornando al país bajo la tutela española en 1809.
El fracaso de la “España Boba” y el golpe impreparado de Núñez de Cáceres que proclamó el Estado Independiente del Haití Español y precipitó la dominación haitiana del 1822 al 1844.
La Separación y Primera República del 1844 al 1861, inspiradas y organizadas inicialmente por la pequeña burguesía urbana y agricultores encabezados por Juan Pablo Duarte, terminó dominada y traicionada por los caudillos hateros Santana y Báez.
La Segunda República del 1865 al 1916, nacida al fragor de la guerra de guerrillas de bandas locales, hizo posible el predominio de los caudillos regionales de la pequeña burguesía rural, el debilitamiento del Estado y la creciente penetración norteamericana.
Dentro de eses contexto se dio la dictadura de los seis años de Báez (1868-1874), y el intento de anexar al país a los Estados Unidos. También el ascenso del liberalismo con Gregorio Luperón, que culminó con la dictadura feroz de Ulises Heureaux, quien permitió la penetración financiera norteamericana. Luego sobrevino una incursión militar del 1904 y la dictadura progresista, pero entreguista de Ramón Cáceres que le siguió.Ello facilitó la ulterior acaparamiento de la mayor parte de la creciente industria azucarera por el capital norteamericano.
La intervención y ocupación norteamericana, duró 8 años y dejó como herencia el tinglado militarista permitieron la entronización de la tiranía trujillista.
La Guerra de Abril supuso una reacción heroica antimilitarista que fue frustrada por la intervención norteamericana del 1965, y obligó a otros 16 años de lucha popular, para la relativa democratización corrompida y mediatizada que vivimos.
Pero pese a ello, la Revolución de Abril produjo dos grandes efectos: el rechazo total a los golpes de estado y el Movimiento Renovador Universitario, que permitió cuatro grandes transformaciones: la democratización que pasó en 10 años de 4 a 40 mil estudiantes; la diversificación, que lo llevó de 8 a más de 40 carreras; la departamentalización, que permitió el mejor aprovechamiento de los recursos docentes; y la descentralización hacia todo el país con centros regionales.