¡Significado del triunfo de Bush!

¡Significado del triunfo de Bush!

FIDELIO DESPRADEL
¿Cuál es la repercusión que tiene para la Republica Dominicana y para los pueblos de América la reelección de Bush? Para la «opinión publica» internacional y para una parte sustancial de la sociedad norteamericana, Bush gano «limpiamente». La «latino americanización» de las elecciones norteamericanas, aunque los síntomas son cada vez mas recurrentes, todavía no se ha convertido en un hecho político. O sea, todavía la «opinión mundial» califica como «sólida» la democracia norteamericana.

¿Qué quiere ello decir? Que el señor Bush y su política lograron una cierta «legitimación», aunque lo cierto es que esa votación, representa menos del 15% de los adultos norteamericanos. Pero: ¿Que es lo que se ha legitimado?

El ataque final a las grandes conquistas del pueblo estadounidense en el periodo de «la edad de oro» -1948-69- del capitalismo norteamericano (política de pleno empleo, redistribución del ingreso, a traves del salario, la seguridad social, una educación pública eficiente y demás servicios estatales, y una política masiva de obras públicas).

La vuelta al Macartismo. O sea, revivir bruscamente el control de la vida privada de los ciudadanos y ciudadanas, la eliminación del Habeas Corpus, el control militar interior creciente, y la «caza de brujas», propia del Macartismo, esta vez centrado en la lucha contra el terrorismo. En otras palabras: la facistizacion de la sociedad.

Y quiere decir, principalmente, la reafirmación de la estrategia o política mundial de «guerra preventiva», que es lo mismo que: ¡Luz verde para la intervención de los Estados Unidos en cualquier país, o contra cualquier gobierno o persona, que contravenga sus políticas e intereses estratégico!.

Guiando esta llamada estrategia de «guerra preventiva», están los pensamientos claves que guían, hoy, toda la política imperial de los Estados Unidos:

«¡Quien no esta con nosotros, esta contra nosotros!» (Mister Bush) «Debemos disuadir a los países industrializados avanzados (léase Europa y Japón, F.D.) de cualquier tentativa de desafiar nuestro liderazgo o de modificar el orden político y económico establecido» (Paúl Wolfowitz)

«Debemos impedir que cualquier potencia hostil -léase, principalmente, China, F.D.- domine regiones cuyos recursos le permitan acceder a la condición de gran potencia» (el mismo Wolfowitz).

«El fin de la historia» y la «Guerra de las Civilizaciones» se encuentran entre el gran cúmulo de tesis que fundamentan la actual estrategia mundial del gobierno de los Estados Unidos, y que no es, ni mucho menos, tan solo, la política y la estrategia de Bush y su equipo. ¡No! Esta es la estrategia de las 500 o 600 multinacionales que dominan hoy el mundo, donde predominan ventajosamente las norteamericanas. Y es una estrategia que no obedece tan solo a la «ambición» de un grupo de burócratas que dominan el gobierno y las instituciones norteamericanas, sino la de un imperio, que aunque hegemónico y dominante en toda la escena mundial, arrastra un lastre, propio de los imperios en decadencia. Veamos tan solo algunos ejemplos:

Desde mediados de los 80s, los Estados Unidos fueron perdiendo la supremacía tecnológica y de capacidad de gestión, ante Japón y Europa, y nunca más la han recuperado. Solo la gran supremacía militar y su papel de «gendarme del mundo», le permiten a los Estados Unidos imponer a Europa, Japón, y al resto del mundo, su política.

Los Estados Unidos han perdido la capacidad de ahorrar. El consumismo se ha convertido en la filosofía (y una necesidad del sistema) de todos sus ciudadanos/as. Sus habitantes gastan mucho más de lo que producen. ¿Pero cómo mantienen esta absurda situación?: ¡Con el ahorro del resto del mundo, decimos nosotros! Cada día, a los Estados Unidos, ingresan entre dos mil y tres mil millones de dólares, provenientes de los Bancos Centrales y de los ahorrantes de todas las latitudes.

Además: Los Estados Unidos se parecen el señor Didiez. Ellos tienen la maquinita de imprimir dólares, y esta maquinita funciona y funciona, sin que nadie la controle. ¿Por qué? Porque el dólar sigue siendo la moneda de cambio, de reservas y la referencia de las transacciones a nivel de todo el planeta. Para mantener y reproducir esta situación, los Estados Unidos tienen que mantener la supremacía militar, y tienen que garantizar la subordinación de los otros dos polos del imperialismo mundial (Europa y Japón), a sus políticas y a su particular forma de ver el mundo.

¿Qué quiero decir?: ¡Que solo, uniéndonos, pueblos y gobiernos progresistas, en un bloque regional, podemos soñar con cambiar el rumbo de cada uno de nuestros países. ¡Ese es el desafío de la reelección del señor Bush!

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