Signos de puntuación y entonación. Utilidad para la transmisión de las ideas (III)

Signos de puntuación y entonación. Utilidad para la transmisión de las ideas (III)

Las puntuaciones, recurso en el orden escrito del lenguaje, de variado empleo. Por ejemplo, de la simple coma, la normativa afirma que sirve para “separar elementos análogos del lenguaje:
Sustantivos: cucharas, platos, tenedores, cuchillos.
Adjetivos: laborioso, capacitado, solidario, respetuoso.
Verbos: escucha, lee, analiza, decide.
En cada línea podríamos, entre los últimos elementos, poner la conjunción /y/, que indica que terminamos con las enumeraciones de los elementos análogos. También podemos obviar la conjunción y colocar coma, lo cual revela que estamos en la terminación de esos elementos de igual función gramatical. O pondría otro signo, según el pensamiento del escritor o las ideas pertinentes al desarrollo del texto. Pero esa es la decisión del autor.
En ocasiones dudamos si debe ir o no ese rasgo en tal lugar de la escritura.
Marcamos coma en frases exclamativas o en vocativos
– ¡Oh/, /Dios. Perdóname.
-Juan/, /ven enseguida.
-¿Eres tú/, Guadarrama viejo amigo, la sierra gris y blanca… (Antonio Machado).
Guadarrama es nombre propio, por eso va con mayúscula inicial, es un vocativo, si yo dijere:
Guadarrama, viejo amigo, eres tú la sierra azul y blanca…, reconozco que el vocativo se coloca también al inicio del párrafo o de la frase y, a veces se enriquece con exclamaciones: /oh/, /ah/, y a continuación el resto del enunciado.
Recordamos en un renglón de cantares de Antonio Machado, estas formulaciones:
-Alfarero, /a/ tus cacharros. Haz tu copa para que beba tu hermano.
-Alfarero…, /haz/ tu copa! Y no te importe/ si no sabes hacer el barro.
En ambas menciones, /alfarero/ es el vocativo a quien se le dirige la invocación. En el primer cantar, se le requiere al operario: /haz/ tu copa. Vale decir, un reclamo de realizar algo: /hacer/ copas para tal fin. Lo mismo sucede en el segundo /haz/… y no te importe… sin embargo, en el primer modelo se escribe: “/a/” tus cachorros, sin ninguna otra letra, ni antes ni después de dicha /a/. Implica que después del vocativo /alfarero/ se hace una pausa, y aunque se ha intercalado un incidental, (“a tus cacharros”), debo poner comas antes y después del incidental y que esa /a/ es un solicitud para que el alfarero se ponga en la dirección preposicional “vete /a/ fabricar tus piezas”.
Uso del punto y coma [;].
a) “Toma tu libro; yo me quedo con el mío”.
b) “Toma el libro grande; yo me quedo con el pequeño”
(Amado Alonso y Pedro Henríquez Ureña).
Son dos expresiones; cada una contiene dos oraciones. En cada caso: a) y b) las oraciones van separadas por punto y coma. Esto se explica porque cada frase, dos en cada apartado, tiene una vinculación muy estrecha con la oración siguiente. ¿Pondríamos coma? Pondrían /coma/ para separar palabras o frases del mismo nivel: sustantivos, adjetivos, verbos etc. Y pintaríamos punto y seguido o aparte para marcar la distancia mayor entre las dos unidades.
No siempre marcamos la puntuación como precisamente le correspondería. Recuerdo ahora una conversación entre Hatuey de Camps y varios de sus colaboradores en la Cámara de Diputados, posiblemente en octubre del 1979. El legislador tenía varias semanas de haber asumido la presidencia de la Cámara Baja y asignó a sus colaboradores un trabajo importante para la prensa. Lo hizo de esta forma:
“Escribamos de la mejor manera y con el mejor estilo. Pero cuando vayan a poner un punto y coma, conviene usar otro signo, pues el punto y coma es muy quisquilloso, muy difícil de asentar la propiedad de esa virgulilla. Ese empleo lo dejo a discreción del profesor Juan Bosch, porque él ya ha escrito mucho, y lo sabe hacer muy bien”.

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