Signos muy alentadores

Signos muy alentadores

Uno de los signos más alentadores en lo que concierne al medio ambiente es el importante cambio de actitud de potencias industriales como Estados Unidos, que está entre los mayores generadores de  contaminantes. Aunque aún está un poco lejos de asumir a plenitud las responsabilidades contenidas en los Compromisos de Kyoto, la política de la nueva administración ha puesto énfasis en la promoción de energías renovables y aceptar disminuir sus emisiones de gases de invernadero. El escenario en que se conmemoró ayer el Día Mundial del Medio Ambiente, ciertamente fue muy distinto a los anteriores.

 Aparte de las potencias industriales también los pueblos parecen comprender que solo tenemos un ambiente, y que no podemos mudarnos a otra parte cuando lo hayamos contaminado tanto que sea inviable la vida. Así, vemos cómo grandes empresas locales se esfuerzan por incidir positivamente en las condiciones ambientales, para lo cual destinan recursos a reforestación,  reciclaje de aparatos inservibles, cuidado de áreas protegidas y otras actividades. La tendencia mundial cada vez más firme -y en esto se acredita  la Unión Europea posición de liderazgo- es fomentar y desarrollar cada vez más fuentes de energía renovable para depender menos del petróleo y reducir emisiones tóxicas. No hay duda de que parecemos decididos a cuidar el único ambiente que tenemos.

El estatuto disciplinario

La Asamblea Revisora rechazó que se consignen en la Constitución medidas disciplinarias para sancionar las ausencias de los legisladores. Esta actitud no es razonable ni siquiera bajo el esquema de que las clases no se suicidan, aparte de que la mayoría de los senadores y diputados son puntuales y cumplidores. En realidad se requiere contar con medios para garantizar el cumplimiento de las obligaciones que se asumen al postularse a un cargo electivo.

Los propios legisladores, que son criticados frecuentemente muchas veces con sobrada razón, necesitan la existencia de medios para disciplinar a quienes incurren en faltas.  Debemos inclinarnos por trabajar para un orden previsor, basándonos en la equidad y la legalidad, pero sin rehuir de la responsabilidad de preservar ese orden en base a cuantos instrumentos sean necesarios. Si hay ocasión, la Asamblea Revisora debería retomar el asunto y consignar estas medidas disciplinarias tan necesarias.

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