Los signos y síntomas son diversos y están relacionados con los síntomas de estrés crónico. Christina Maslach define los síntomas del síndrome por la presencia de tres dimensiones interrelacionadas:
• Agotamiento emocional: sensación de estar exhausto tanto física como psíquicamente. Se evidencia como disminución o pérdida de recursos emocionales
• Despersonalización o deshumanización: incluye actitudes negativas, o aislamiento y evitación de otras personas, asociado a endurecimiento afectivo, con desarrollo de actitudes de insensibilidad y cinismo hacia los receptores del servicio.
• Realización personal: Incluye sentimientos de fracaso y baja autoestima con tendencia a evaluar de manera negativa el trabajo realizado, con vivencias de insuficiencia profesional.

Estas tres esferas pueden dar como resultado alteraciones que se han categorizado en cuatro grupos y se desarrollan de forma progresiva. Estas son:
• Síntomas psicosomáticos: cefaleas, molestias gastrointestinales, insomnio, entre otros.
• Síntomas conductuales: problemas relacionales y absentismo laboral, entre otros.
• Síntomas emocionales: distanciamiento afectivo, ansiedad y disminución del rendimiento laboral.
• Síntomas defensivos: negación de los síntomas anteriores y desplazamiento de los sentimientos hacia otros ámbitos.

Lo principal es un fuerte sentimiento de impotencia, ya que esta persona se siente cansada desde el momento de levantarse. El trabajo parece no tener fin y, a pesar de que se hace todo para cumplir con los compromisos, nunca se termina.
La persona que lo padece se vuelve “anhedónica”, es decir, que lo que anteriormente era motivo de alegría ahora no lo es, pierde la capacidad de sentir placer o disfrutar lo que hace. Aún cuando se tiene tiempo, se siente siempre estresado.
A diferencia de lo que ocurría al principio, el trabajo ya no produce incentivos para la persona afectada con “burnout”. Visto por otras personas, aparenta sensibilidad, depresión e insatisfacción.