Sigue baja participación mujeres en la dirección partidos políticos

Sigue baja  participación mujeres en    la dirección partidos políticos

El Observatorio Político Dominicano (OPD) plantea un aumento de los niveles de representación de las mujeres en los órganos directivos de las organizaciones políticas, ya que no tienen la mejor muestra de una inclusión igualitaria, lo que impacta en la administración del Estado.
Al evaluar la dirigencia de los partidos mayoritarios, detalla que apenas una sola organización cuenta con un 22% de mujeres en organismos de alta dirección.
“Los partidos son organizaciones de carácter político que sirven para mediar entre el Estado y la sociedad. Por consiguiente, con partidos políticos que no ostentan una representación equitativa de la mujer, el resultado será semejante en las instituciones del Estado”, señala el OPD en el estudio “Panorama evolutivo de la situación de la mujer dominicana al año 2018”.
Composición. Al detallar la participación de la mujer en los partidos mayoritarios, señala que en el Partido Revolucionario Moderno (PRM), el liderazgo femenino lo encabezan Geanilda Vásquez, Gloria Reyes, Faride Raful, Milagros Ortiz Bosch, Carolina Mejía y Josefa Castillo, entre otras.
Mientras que el Comité Central (CC) del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) tiene 619 miembros de los cuales solamente hay 93 mujeres, lo cual constituye un 15%.
De igual manera, su máximo órgano, que es el Comité Político (CP), está constituido por 35 miembros, de los cuales hay seis mujeres, por lo que la presencia femenina constituye un 17%.

En el caso del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), la Comisión Política del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) consta de aproximadamente 405 de los cuales 92 son mujeres. Esto representa el 22.7%.
En el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), su recién creado Comité Político consta de 35 miembros, de los cuales cuatro son mujeres, lo que equivale a un 11%.
Candidaturas. Como logro a destacar, el estudio de la OPD señala el hecho que dos mujeres fueran candidatas presidenciales en las elecciones del 2016, siendo la primera vez que damas estuvieran como opciones para dirigir la nación. Se trata de Minou Tavárez Mirabal y Soraya Aquino.
Tavárez, fundadora de la organización “Opción Democrática”, la cual no logró obtener el reconocimiento por la Junta Central Electoral (JCE), por lo que decidió postularse a través de “Alianza por la Democracia”, que tiene como dirigente principal al sociólogo Max Puig.

En los referidos comicios, la candidatura de Tavárez obtuvo unos 10,348 votos, lo que constituye un 0.32%.
Relata que pasadas las elecciones de 2016, Tavárez siguió junto a los miembros directivos de su partido luchando por el reconocimiento de la JCE, logrando que el Tribunal Constitucional haya declarado que su partido fue objeto de discriminación por parte de la JCE, por lo que exigió a ese organismo que conozca nuevamente la solicitud de reconocimiento.
En el caso de Aquino se presentó como aspirante a la Presidencia de la República por el Partido de la Unidad Nacional (PUN), obteniendo 3,202 votos, lo cual equivale a un 0.10 %.

Debate político sobre la cuota de género en 2017. El acceso desigual de las mujeres a diversos ámbitos de la vida pública como la política es una muestra de que en República Dominicana todavía persisten barreras estructurales y una cultura basada en modelos patriarcales, apunta el informe.
El OPD señala que el escenario político dominicano en el año 2017 fue marcado por un profundo debate sobre la participación femenina, ya que el proyecto de Ley del Régimen Electoral establece la paridad de género y propone que la participación política debe ser 50% mujeres y 50% hombres, al igual que el mecanismo de alternancia y la secuencialidad entre sexos por binomios (mujer-hombre u hombre-mujer). Empero, el Proyecto de Ley de Partidos establece una cuota del 33%.
El estudio señala que algunos sectores, como la Secretaría de la Mujer del PLD, considerando que el proyecto de Ley de Partidos Políticos debe establecer paridad no solo en los puestos de elección popular, sino también en los organismos de dirección de los partidos y movimientos políticos y en los puestos por designación.
El poder electoral de la mujer en 2020. Otro elemento que analiza la publicación es el voto femenino en los últimos procesos electorales, el cual ha jugado un papel determinante como fuerza electoral.
Indica que esto se debe al aumento de la cantidad de mujeres en el padrón electoral, que crece a un ritmo más acelerado que el número de hombres hábiles para ejercer el voto, “tendencia que se mantendrá para las próximas elecciones de 2020 y representa una muestra más de la urgencia que posee el país de asegurar una mayor participación de la mujer como actora activa de la política”.
Señala que si bien las cuotas han sido esenciales para subsanar la falta de participación femenina en la política, es evidente que el país sigue estando lejos de alcanzar una representación en posiciones electivas que sea equivalente a la cantidad de mujeres votantes.
Conclusión. La participación de dos mujeres como candidatas en el 2016 dio la impresión de ser un salto cualitativo en los niveles de inclusión de las mujeres en el ejercicio político. Sin embargo, todo este proceso de avance en elementos tan neurálgicos para la democracia posee aspectos que aún no se han solucionado, de acuerdo al OPD.
Uno de ellos es que en sus estructuras, los partidos políticos no tienen la mejor muestra de una inclusión igualitaria, lo que refleja una situación compleja, ya que son organizaciones que median entre el Estado y la sociedad.

Refiere que durante el estudio de los proyectos de leyes de partidos y electoral, el tema de la paridad fue objeto de debate en el Congreso durante el año 2017, teniendo como resultado posiciones de disenso que imposibilitaron el avance del debate.
“En fin todo esto resalta la importancia de los niveles de representación de la mujer en las estructuras de los partidos políticos, porque además, si la mujer no logra una mayor participación en los grupos partidarios, la consecuencia será la continuidad de la desigualdad de género en el Congreso y en otras instituciones del Estado”, concluye el estudio del OPD.

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