LA HABANA, (AFP) .- Toda Cuba desbordaba ayer domingo de alegría y orgullo, festejando cómo su novena hizo añicos el mito de la superioridad del béisbol profesional sobre el amateur, tras llegar a la final del Clásico Mundial, ante Japón, nada más y nada menos que en tierra del enemigo. No se habla en la isla de ninguna otra cosa que no sea de la pelota. La victoria 3×1 frente a la poderosa selección de República Dominicana, contra todos los pronósticos, tiene a 11 millones de cubanos caminando erguidos y sonrientes.
La p… palas Grandas Ligas, gritó una mujer de 40 años, con la fuerza de toda su humanidad regordeta, desde un balcón de Centro Habana, uno de los más populares de la capital y donde se vivió con gran entusiasmo el triunfo del sábado.
Desde los balcones, para festejar, cayeron cubos de agua; mientras que en las calles, que estallaron en júbilo la noche del sábado, aún reinaba el ambiente de fiesta.
Muchos se encontraban reunidos en torno a un almuerzo dominical, para seguir comentando la hazaña de su equipo en el torneo de pelota más fuerte de todos los tiempos. Esperamos que les den de un Mercedes (Benz) palante. Se lo merecen, lucharon paeso. Le han dado a Cuba la alegría que necesita, así que para ellos lo mejor, declaró a la AFP Yusmelys Ponce, una oficinista de 23 años. Cuba es el único equipo amateur en un evento cuajado con peloteros de las Grandes Ligas estadounidenses, y dejó en el camino, además de a la favorita Dominicana, a fuertes rivales como Puerto Rico, Venezuela y Panamá.
¡Qué no me digan más que nuestros peloteros tienen que ir a las Grandes Ligas para que aprendan!. ¡Lo que tienen es que venir aquí los de Grandes Ligas, a Cuba, a aprender!, dijo Alcides, estibador que miró el juego en una casa frente a su centro laboral en La Habana.
Para muchos en la isla tiene un sabor a victoria política el hecho de que en el Clásico Mundial no se hable inglés. Se trata de la eterna rivalidad político-ideológica con Estados Unidos, y del amateurismo que defiende Cuba, 25 veces campeón mundial y tres olímpico, frente al profesionalismo de las Grandes Ligas.
Quedó demostrado sobre el terreno que el béisbol cubano, el de la Cuba revolucionaria, el único no rentado en este torneo tiene calidad por arrobas, subrayó la versión digital del diario oficial Granma, cuya edición en papel no circula los domingos.
Cuba, añadió, ha ratificado ante las millonarias estrellas de las Grandes Ligas y en el mismo escenario de juego de esa pelota, que sus títulos mundiales y olímpicos no se deben a los pobres desempeños de los contrarios, sino a la indiscutible clase de nuestros peloteros.
Cuba se alzó con sonada victoria y ahora solo un cataclismo podría evitar que el título mundial venga a la patria, subrayó en primera plana el semanario Tribuna de La Habana. Ilustrando su primera página con la fotografía de la celebración del equipo en el Petco Park, de San Diego (California), el diario Juventud Rebelde publicó todo un suplemento especial.
¡Seguimos chapeando!, destacó el gran titular del rotativo, exaltando con esa figura cómo el equipo cubano ha ido desbrozando el camino hacia la final.
Nunca antes ningún evento deportivo despertó tanto interés entre la afición cubana como el Clásico. El partido paralizó el sábado a Cuba y llevó a millones de personas ante los televisores, en tanto que las calles quedaron desiertas.
En las terminales de transporte se vio a personas aguardando los ómnibus pegados a un pequeño radio-receptor de baterías; mientras que en los televisores de las recepciones de los hoteles sólo se pudo ver béisbol.
Fermín Dávila, un octogenario seguidor de la pelota cubana, dijo entusiasmado: Tal vez me he puesto viejo, pero nunca ví algo así. Después de esta serie, si Cuba gana, me puedo morir.